Hay frases y acciones que denotan que la vejez se está acercando y te está echando el aliento en el cogote:

1. Pedir una cerveza en un bar y, cuando te la ponen, preguntar “¿está fresquita verdad?” Y terminar la frase con una expresión escatológica que mejor no citar… ¡Esto es de mayores!

2. Empezar a usar “la” de manera indiscriminada. Empiezas con “la calor” y cuando ya estás metido en la vejez plena, dices: la internet, la yoga,…

3. Cuando estás en el salón de tu casa y, de repente, se ponen a decir el tiempo en el telediario y mandas callar a los niños, a tu esposa, y a tus suegros no, porque ellos también están mandado callar.

4. Cuando le hablas a tu hijo de un grupo de música de cuando tú eras joven y no lo conoce, y te dice que a él el que le gusta es “fulanito” y tampoco lo conoces tú. Es decir, cuando entre tu hijo y tú existe una brecha musical que se nutre de la ignorancia de ambas partes.

5. Cuando sales de tu casa, ves una SAMUR, y no sabes cómo, tus pies te están llevando hacia ese sitio porque quieres saber qué ha pasado. TE da todo igual, quieres saber qué ha pasado.

6. Cuando vas al mercado, conoces a todos los de los puestos y bromeas con ellos, con frases y chistes muy antiguos. Al zapatero que hace llaves, le dices: oye yo pago las cervezas y tú pones las tapas… y además lo dices muy alto, para que todo el mundo te oiga, y si ves que no tienes respuesta, repites la jugada más alto y soltando una estridente carcajada.

7. Cuando defiendes a muerte el vino diciendo que es bueno para el corazón, para la circulación… te tomas dos copas, solo dos, y te pega un zurriagazo, que te atreves cortejar a tu esposa delante de tus hijos.

8. Si vas a un bar y dices: una cervecera bien fresquera para mí, y una TRINA para mi señora. ¡Estás mayor de narices!

9. Si ayudas a aparcar a alguien en la calle, con una mano haciendo círculos, con la otra diciendo que se arrime y gritando: dale, dale, dale…. ¡te has hecho mayor!

10. Y esta es mítica: cada vez que te levantas de algún sito, acompañas el ponerte en vertical con un gritito que justo termina cuando te has puesto totalmente en vertical…

Te vas haciendo mayor, y te preocupa el futuro de tu hijo que es una persona con TEA. Esto es totalmente humano. A toda madre o padre le preocupa qué será de sus hijos cuando ellos no estén, y mucho más si son personas con autismo.

Yo, en esta cuestión, soy bastante pragmático, y prefiero ocuparme en este momento, que preocuparme por el futuro. La vida me ha enseñado que esperar cosas solo nos impide actuar, y que cuando llega lo esperado no suele parecerse en nada a lo imaginado.

Pienso que es mejor darles un buen presente, y así el futuro lo será también.

Pero claro, esto es una decisión muy particular, quizás tú piensas de otra manera. En definitiva, lo único que deseamos los padres para todos nuestros hijos, tengan o no tengan TEA, es un futuro maravilloso.

Reflexiones de una persona con autismo

 


Fotografía: David Martín