Las personas con TEA no mienten

Las personas con TEA no mienten

No te lo vas a creer, pero yo nadando crucé el Río de la Plata. Bajé Despeñaperros a 220 km/h y apareció un helicóptero que se puso en mitad de la autovía para que parara. Me comí 7 Whopper y seis Coca Colas de las grandes…

Mi compañero que llego una hora y media tarde al trabajo, dijo que el metro no había abierto las puertas donde él se bajaba….

He oído estas y otras mentiras y no he dicho nada; me he callado y he pensado madre mía como nos gusta mentir.

La mentira está en nuestro ADN. Incluso mentimos al que tenemos delante del espejo: yo no dejo de fumar porque no quiero. Soy capaz de correr un maratón pero prefiero correr un diez mil que es mucho mejor. No hago deporte porque total me voy a morir. Yo me tomo una y me voy. Seguramente no vaya a la cena de Navidad de este año de la empresa. En cuanto llegue el jefe le voy a poner las cosas claras. Mañana me levanto a las 5.30 a estudiar… ¡¡Claro!!

Mentiras por aquí y mentiras por allá y así la verdad que se vaya a merendar que duele y sabe a hiel.
Pues hay un mundo, el del autismo donde la verdad crece y se hace mayor. La mentira no es pequeña, ni se dice por no hacer daño. La mentira simplemente no existe. Una persona con TEA no miente. No sabe lo que es. No mentirá por dejarte mal, ni por sus propios intereses, ni por ganar una posición más alta en el grupo. No mentirá por hacerte daño y por supuesto no mentira por el simple placer de mentir.

Si te dice que el diferente eres tú por no integrar, empieza a hacerlo pues no te está engañando. Una persona con autismo abraza sin llevar cuchillos en las manos para clavártelos en la espalda. Te besará hasta donde le dejen sus labios pero sin mentiras entre medias. Seguramente esquiven tus miradas, pero verás que cuando coincidas con ellas te están diciendo la verdad.

Mi hijo no sabe ni quiere ni puede mentir. No comprendería nunca que si te permite tocarle es porque detrás de esa caricia hay una mentira escondida. Se baña en aguas limpias de verdad y su suciedad es de la arena del parque, no de la mentira para conseguir algo que no puedas darle.

El autismo es un mundo sin mentiras. Lo que hay es lo que ves y no inventan roles ni historias ficticias para ningún fin. La película de sus vidas tienen guiones verdaderos y la ciencia ficción la dejan para otros.

Su imaginación es eso, solo imaginación y no es esclava de la “Bruja mentira”. No dicen verdades a medias ni mentiras enteras y lo único que les importa es mostrarse como son. Si hoy estás con ellos mañana no cambiarán. NO serán otros. El tiempo no adultera su manera de ser, ni de pensar, ni de comportarse.

Son limpios en sus creencias y no las tiñen con el tinte de la verdad de silicona, que se cae en el primer lavado de los desengaños. Las personas con autismo son verdad y hacen de ésta su bandera y estandarte. Aprende a quererles así pues no van a cambiar para gustarte a ti ni a nadie. Son así, son personas verdaderas.

Ojalá no mintiéramos a nadie y mucho menos al que más queremos: a nosotros mismos.

-Reflexiones de una persona con autismo.

 


Fotografía: David Martín