Hoy tu abuelo ya no está

Hoy tu abuelo ya no está

Hoy tengo que explicarle a mi hijo que es una persona con autismo que su abuelo ya no está.

Hoy tengo que coger el pictograma que nunca quise elegir. Tengo que coger ese pictograma y explicarle que no verás más a uno de sus mejores valedores. Se ha ido al mundo de los sueños eternos y a conocer la respuesta más enigmática a la que uno se enfrenta desde que nace ¿qué hay después de la vida?

Hoy tengo que explicarte hijo, que él bailó el mejor baile que pudo bailar. Siempre fue fiel a su pareja, mientras el baile duró siempre la miró a los ojos y, cuando ella se trastabillaba entre los acordes de la música de la vida, la sujetó con fuerza para que no cayera. Fue honesto y actuó siempre sin engaños con los pocos o muchos pasos que sabía en ese baile maravilloso. Nunca dijo que fuera un gran bailarín pero cuando salía a la pista ponía todo su empeño en terminar la pieza que estaban poniendo.

Hoy, ¡hijo mío!, tengo que contarte, que a todos aún nos cuesta entender cómo es posible que tú, sin saber abrazar y besar, decidieras elegirle a él, el único al que te dirigías, y le pusieras la cabeza y los brazos en lo que era la imitación perfecta de lo que nosotros los “normales” consideramos un buen abrazo y un gran beso. Era vuestro ritual y parecía un conjuro en el que os mirabais y ambos sabíais que los débiles y los diferentes cuando se unen lo son menos.

Hoy tengo que explicarte que al sillón al que ibas a verle ya está vacío y que por fin podrás jugar subido en su andador, sin escuchar ya el famoso grito que era producto de la risa y del orgullo de un abuelo: Lucasssssssssa ahí no…

Hoy tengo que contarte que él fue un hombre completo, pues tuvo tres retos que marcaron su vida, y sin duda los consiguió: tener trabajo, sacar adelante a su familia y ser una buena persona. Los tres fueron cumplidos al cien por cien y por eso se fue feliz.

No sé qué entenderás de lo que te voy a explicar, pero es mi responsabilidad como padre contártelo porque sé que comprendes más de lo que creemos y las cosas contigo siempre funcionan mucho mejor cuando se te explican.

Quizás no llores como hacemos nosotros, “los normales”, y no pongas caras tristes, pero estoy seguro que si no te cuento nada ejecutarás tu tristeza, de manera magistral, manchando todo de nocilla o haciéndote pis encima de la cama. Siempre he pensado que es tu manera de expresarte y comunicar que algo en tu mundo se ha roto. Desgraciadamente, hoy se ha roto algo en tu mundo y en el mío.

Hoy paso de hablar de emociones y de cosas tristes, pues todos sabemos lo importante que es un padre en la vida de cualquier persona. Solamente quiero expresarte un deseo: que cuando yo falte, tengas el mismo sentimiento de gratitud que tengo yo con él, el hombre más importante en mi vida.

¡Hijo mío!, hoy tengo que coger un pictograma con la foto de mi padre y otro con un sillón, e intentar hacerte comprender que el abuelo ya no está y no va a volver, que ese sillón estará ya siempre vacío

Hoy, ¡hijo mío!, tengo que coger el pictograma que nunca quise elegir.

Hoy, ¡hijo mío! hay una buena persona menos en este mundo.

 

Reflexiones de una persona con autismo

 

P.D.: Te quiero Papá.

Gracias por estar siempre a mi lado, y por ser un buen hombre. Objetivo conseguido.

Y recuerda, te buscaré y seguiremos riendo como siempre lo hemos hecho.


Fotografía: David Martín 

Besos dulces del autismo

Besos dulces del autismo

Esta noche ha pasado algo increíble, algo que no tenía explicación hasta que el sol nos despertó y nos dio todas las respuestas al gran enigma de los “Besos Dulces”.

Cierto es que me quedé dormido antes que tú, con lo cual tuviste una hora casi para campar a tus anchas por la casa y así tramar el plan que tenías en tu cabeza, que yo no sería capaz de resolver hasta el día siguiente.

Dormíamos como hacemos todas las noches, a ratos con la mano cogida y a ratos solamente con el presentimiento de que estabas a mi lado. Sin embargo, ya lo hemos convertido en una buena costumbre, cuando despierto a media noche te busco, te aprieto entre mis brazos y después de decirte TE QUIERO LUCAS y darte un beso, sigo durmiendo mejor que antes.

Como muchas noches pasa me desperté de madrugada, en ese estado en el que estás más cerca de seguir durmiendo que de seguir despierto, te busqué, te abracé y ya noté algo muy curioso, estabas como lleno de unos granos muy finos que parecían arena de playa. Te besé y de manera increíble sabías a azúcar y a canela.

El sueño rápidamente me venció y, entre que no entendía nada y ese buen sabor en mis labios, volví a caer en un placentero duermevela en el que buscaba respuesta a una pregunta ¿Cómo es posible que Lucas sepa a azúcar? Y con este pensamiento me quedé de nuevo dormido achacando todo al mundo de los sueños que tan raro es.

Sin embargo, la noche no quería que nos fuéramos sin hacer el ritual de nuevo y así me desperté a las dos horas, descubriendo que estabas a mi lado como no podía ser de otra manera de nuevo te abracé y de nuevo sentí que tu piel estaba como llena de cositas muy finas que no podía imaginar. Te besé, de nuevo ese sabor dulce a azúcar y a canela. ¿Qué está ocurriendo? Y te besé de nuevo en la otra mejilla, también sabías dulce, muy dulce.

No quería dormirme sin darle solución a ese enigma que cada vez cobraba más vida y parecía real y no un sueño. Te prometo que hice esfuerzos para quedarme despierto e intentar explicar porque sabías a azúcar y canela, pero el sueño me venció y está vez me venció de manera magistral. Me hizo entrar en un estado profundo en el que permanecí hasta que el sol nos saludó por la mañana.

Como cualquiera que quiere resolver un enigma, me desperté rápido, te besé y efectivamente sabías a azúcar y canela, estabas todo lleno de azúcar, pegajoso en algunos sitios, donde no había azúcar había canela y donde no había azúcar ni canela, islas vacías que querían ser cubiertas con tan dulces compañeras.

Te besé de nuevo para comprobar que era todo real. Sí, lo era. Sabías dulce. Sabías a azúcar y a canela.

Di un salto y me fui por la casa buscando la explicación de los “Besos Dulces”, que seguro que sería sencilla y entendible para todos.

Busqué porque sabía que algo había pasado. Llegué a la cocina. Y así llegó la solución. En ese rato que estuviste despierto más que yo, cogiste las rosquillas de la abuela, una bolsa entera, e hiciste un montón de azúcar, canelas y roscas rotas. Según estaba la cocina, jugaste a revolcarte, a rebozarte y a comerte alguna que otra.

Entonces todo se aclaró. Según estaba la cocina, seguramente creíste estar en la playa y conseguiste crear algo maravilloso: “los besos dulces”.

Se me ha ocurrido, que cuando nos cansemos del azúcar y la canela, le diremos a la abuela que haga rosquillas con sabor a fresa, otro día cambiaremos por sabor a barquillo o a natillas con galleta. De esta manera, iremos creando cada noche nuestro catálogo de besos dulces como hace el buen pastelero.

Solo espero hijo mío que la vida te dé muchos BESOS DULCES con sabor a azúcar y a canela.

Al autismo se le vence con BESOS DULCES, ya se encarga él de darnos BESOS AMARGOS.

Reflexiones de una persona con autismo


Fotografía: David Martín

El cerebro humano no puede sentir dos cosas a la vez

El cerebro humano no puede sentir dos cosas a la vez

Jajajaja y ¿Vosotros me llamáis a mi diferente?

¡¡Vosotros que montáis una guerra por unas armas químicas que luego no encontráis!!

¡¡Vosotros que no sois capaces de terminar un boli Bic verde!!

Jajajajaja, pero ¿vosotros que sufrís porque el vecino tiene un carro mejor que el vuestro?

Vosotros que os tomáis la cerveza caliente y que defendéis que las bravas no tienen que picar.

Jajajajaja, pero ¿vosotros me dais la espalda?

Vosotros que os dejáis la vida por un dos por ciento menos de IRPF.

Vosotros que habéis hecho de la ayuda al compañero de trabajo una leyenda del pasado.

Jajajajaja, pero ¿vosotros os atrevéis hablar de mí?

Vosotros que en cuanto uno se va al servicio le ponéis a escurrir.

Vosotros que si podéis os vais sin pagar.

Jajajajaja, pero ¿vosotros que pensáis de mí?

Vosotros que pensabais vivir y de tanto pensar no vivisteis.

Vosotros que creáis pensamientos y edificáis así la justificación de vuestras mierdas hacia los demás.

Jajajajaja ¿Qué os extraña de mí?

Vosotros que si alguien no piensa ni dice lo mismo que vosotros ya es un extraño.

Vosotros que os encanta desayunar leche con intolerancia y merendar galletas con faltas de respeto a los demás.

Jajajajaja ¿Qué os da miedo de mí?

Vosotros que dejáis morir a sujetos de vuestra misma especie en el mar para que no vengan a vuestra vida no vaya a ser que hagan tambalear vuestro estado del bienestar.

Vosotros si que dais miedo, que abandonáis a animales en carreteras solitarias porque ya no es Navidad.

Las risas descontextualizadas es uno de los síntomas del autismo que golpean a mi hijo Lucas. Es una risa nerviosa que como su propio nombre indica no está dentro de un contexto que nosotros entendemos como normal; no hay cosquillas, ni una broma, ni caricias, son risas un poco frenéticas y que no entiendes su origen ni su motivo. Al principio, esas risas nos daban a mi mujer y a mi bastante pena, pues quizás eran la constatación de un hecho a través de una risa que rallaba la locura. Al día de hoy hemos aprendido a reír con él y cuando vienen esas risas, nos reímos toda la familia dándole contexto a sus risas y aliviando nuestro dolor.

El cerebro humano no puede sentir dos cosas a la vez: por eso si te ríes es difícil que estés triste.

En serio, ríete un poco más que no te vas a arrepentir.

 

Reflexiones de una persona con autismo


Fotografía: David Martin

Las personas con TEA son sinceras

Las personas con TEA son sinceras

El ser buena persona en nuestro mundo ya está terriblemente adulterado. Creemos que alguien es buena persona porque ayuda a otro a hacer un PowerPoint para un proyecto de Marketing de su empresa que tiene que exponer delante del Director General.

Se dice que buena persona es Mengano porque nos ha dejado el carnet de socio para ver el fútbol. Hoy día afirmamos ¡qué buena persona es! refiriéndonos a alguien que paga todos los meses la comunidad.

Decimos ¡qué buena persona es! aquel que hace su horario y paga el IVA en las facturas. ¡Es un buen hombre, dicen otros, porque ayuda a sus hijos con los deberes y colabora en las tareas del hogar.

¡Eso no es ser una buena persona! Eso es cumplir con tus deberes como persona, como ciudadano. Eso es hacer lo que se espera de alguien que está dentro de los cánones que hemos marcado de normalidad.

Territorios de la bondad es cuando alguien renuncia al 40% de sus ingresos para dárselo a otros y que puedan vivir. Y con ese 40% salvan vidas a costa de vivir ellos peor. Ser buena persona es dedicar tu vida a las personas diferentes y no importarte ni el horario, ni el salario ni otras muchas cosas. Ser una buena persona es estar con tus padres lo máximo posible. Ahí quizás empiezan los territorios de la buena gente.

Y las personas con autismo son buenas personas. Porque el filtro de sus mentes no está lleno de prejuicios, envidias, mentiras y muchas otras cosas que existe en nuestros filtros y que poco a poco van ensuciando nuestra mente y nuestra alma hasta inclinar la balanza a no ser buenas personas.

Las personas con autismo no son así. Mi hijo, si te abraza, no espera nada a cambio. Si te lo da, te lo da. Es difícil. Pero una vez que te lo da, ese abrazo está desnudo de cualquier cosa mala que pudieras creer.

Sus besos o imitaciones de besos, son transparentes y cuando por fin consigue tocarte la cara, como si la acariciara, es una caricia buena, limpia, no está manchada ni adulterada por nada.

He visto comportamientos en personas con autismo que no entran dentro de lo que consideramos normal. Comportamientos extraños y dignos de observar; pero ahí me quedo, simplemente comportamientos fuera de lo normal. Jamás he visto un comportamiento cargado de maldad como lo he visto en nosotros los normales.

Los normales en esto de generar conductas con cierta dosis de maldad les ganamos por goleada. Deberíamos aprender mucho de ellos en este sentido y observarles e imitarles para entender cómo se puede ir a un abrazo o un beso sin ningún filtro manchado en tu mente.

Besos y abrazos para todos de parte de mi hijo Lucas, prefiero que sea él el que os los de pues están limpios.

Reflexiones de una persona con autismo

 


Fotografía: David Martín

 

Tu hijo estará contigo toda la vida

Tu hijo estará contigo toda la vida

Papá, hoy quiero ser mayor para irme con mis amigos y pasarlo bien; que no tenga hora para volver a casa, ni unos padres que esperen despiertos.

Hoy quiero ser mayor, para olvidarme de las chuches y de las patatas que con tanto cariño siempre me compraste.

Quiero volver solo del instituto, tener mis propias llaves. Quiero hacer fotos con mi propio móvil y que nadie me diga que no puedo poner un whatsapp.

Hoy quiero ser mayor, navegar por internet con libertad y con responsabilidad, pero que no haya un software que me controle.

Quiero coger el autobús yo solo, tener una chica a la que besar y empezar a pensar a qué me quiero dedicar.

Hoy quiero ser mayor para probar la cerveza y decidir yo solo si me gusta o no me gusta e irme de cena con gente mayor.

Quiero poder opinar libremente y que la frase “estamos hablando los mayores” desaparezca de mi mundo.

Hoy quiero ser mayor para no tener que ir contigo y con mamá de vacaciones, y marcharme unos días con mis colegas a la playa.

Quiero tener mi propio coche, mi propio dinero y gastarlos, donde, cuando y con quien yo quiera.

Hoy quiero ser mayor, para que sea yo el que prohíba y reclame, y que nadie me diga lo que tengo que hacer.

Quiero prepararme para un trabajo, pensar en un futuro lleno de retos de mayores, y poder vivir mi vida.

Y todo esto algún día, y desgraciadamente más pronto que tarde, sucederá…

Es ley de vida. Ese día ya no le podrás besar porque le ven sus amigos y la frase “eres un pesado” la oirás más de una vez. Ese día preferirá irse con su chica al cine que estar contigo jugando a la consola. Ese día ya no te buscará para hacer los deberes contigo, ni te dirá “eres el mejor papá del mundo”, no porque no lo piense sino porque al hacerse mayor empezó a sentir vergüenza de cosas que antes no tenía. Ese día verás como tu pequeño ya no lo es y como empieza a construir su vida fuera del nido que con tanto amor construiste para él. Y es humano que ese día como padre sientas pena de no poder coger entre tus brazos al que siempre fue tu pequeño o tu pequeña.

¿Y si te digo que tengo una gran sorpresa para ti? ¡Algo realmente maravilloso!

Pues sí, tengo una gran noticia para ti. Y es que tu hijo, que es una persona con autismo, estará contigo toda su vida. Es una delicia verdad. Es el deseo cumplido de muchos padres: ojalá siempre esté mi hijo a mi lado. Pues mi hijo estará conmigo toda la vida. Y quiero que así sea. Protegerle. Poder besarle siempre delante de sus amigos, seguir comprándole chuches y seguir haciéndole cosquillas por muy mayor que sea.

Estaremos juntos y eso es algo maravilloso. Algo que no pasará con mi otro hijo, que se hará mayor, tendrá su propia vida y algún día volará.

Yo sabía que el autismo tenía algo bueno y lo acabo de descubrir: todos los días de mi vida estaré con uno de mis hijos.

Reflexiones de una persona con autismo

 


Fotografía: David Martín