por F. Paredes | 28 Ene, 2019 | Padres
Verás como ese tío con el pelo largo y tatuajes me atraca y me quita el móvil.
Si voy a casa de mis suegros, seguro que me encuentro a mi suegro enfadado conmigo.
En la reunión que tengo esta tarde en el trabajo haré el ridículo y todo saldrá mal.
Aquella chica que me gusta me dirá que no.
En la carrera del fin de semana seguro que me lesiono y no consigo terminarla.
Estoy totalmente seguro de que mi mujer no me quiere y me dejará.
Es imposible que apruebe el examen que tengo el mes viene. Yo no estoy preparado,
Nunca, nunca podré tener esa casa en el barrio que me gusta ¡vale muy cara!
Aquel niño no habla, para qué voy a intentar jugar con él si me voy a aburrir.
Este patrón de mezcla de prejuicios y de adivinar el futuro está generado por muchas de nuestras creencias, valores o patrones de pensamientos; llámalos como quieras, pero son productos de nuestra experiencia previa, de todo lo que nos ha ocurrido. Manan de nuestra genética, del ambiente en el que nos hemos criado y de toda la experiencia vital de cada uno de nosotros.
Pues bien, has de saber que con las creencias empieza un circuito mágico del comportamiento humano que al final termina en las consecuencias de nuestros actos. De las creencias emanan los pensamientos, que se traducen en emociones, debido a las cuales ejecutamos una conducta que tiene consecuencias.
Vamos a verlo con un ejemplo, que se entiende mucho mejor.
Si tengo creencias que dicen que no todos somos iguales y que los que no son como yo son diferentes, pensaré que a una persona que no es como yo debo excluirla. Esto provocará en mí una emoción de rechazo, de repulsión ante el diferente y ejecutaré conductas que excluyen a aquellas personas que no se parecen a mí, y evidentemente esas conductas tendrán una serie de consecuencias, buenas o malas.
Este circuito se cumple siempre. Evidentemente el truco a la vista del circuito está muy claro: si cambio las creencias cambio todo: mis pensamientos, mis emociones y podré cambiar mis conductas y por lo tanto mis consecuencias.
Ahora bien, posiblemente nos enfrentamos a una de las cuestiones más difíciles para el ser humano, que es cambiar sus conductas, sus hábitos. Parece ser que solamente unos pocos elegidos son capaces de empezar a hacer vida sana, a hacer deporte, a dejar de fumar, a incluir al diferente. No es difícil el cambio de creencia sino mantenerlo en el tiempo y no volver a las anteriores. Difícil ¿Verdad? Cierto, de lo más difícil a lo que te puedas enfrentar “cambiarte a ti mismo”.
Sin embargo, este cambio de creencias, que se hace con trabajo, con esfuerzo y a veces con ayuda de profesionales, empieza por una cuestión que parece bastante simple: querer hacerlo. Y esto, que aquí escrito es muy simple, en la realidad y en la vida no es una cuestión tan sencilla; y no lo es porque hay gente que incluso no sabe que tiene que cambiar; o gente que no quiere enfrentarse a este cambio profundo; o gente que no quiere trabajar en uno mismo; o gente que simplemente dice: yo no necesito cambiar, soy así y punto. Este tipo de gente es la complicada de verdad para la inclusión de las personas diferentes, porque están tan separados del comienzo a cambiar que quizás cuando lleguen a la salida ya estén desfondados.
Como digo, el que cambia conductas, comportamientos, patrones de pensamientos… es un elegido. Pocos empiezan, muy pocos trabajan el proceso y solamente unos elegidos consiguen cambiar sus creencias, sus comportamientos y todo su mundo mental.
Ojalá no tengas que cambiar nada de tu visión del autismo, porque será que tus creencias te dicen que hay que incluirles, integrales y darles herramientas para que las personas con este trastorno vivan exprimiendo al máximo sus posibilidades.
Reflexiones de una persona con autismo
por F. Paredes | 25 Ene, 2019 | Lucas habla
¿Cambiaría a mi hijo por otro?
O mejor dicho, si tuviera que elegir entre un hijo con autismo y un hijo que no lo tuviera, ¿Que elegiría?
Jajajja ¡preguntas de mierda! Preguntas que tapan huecos de lo que pasó y mucho miedo a lo que pasará; lo que hay es lo que tenemos y no hay posibilidades para que pase otra cosa. Lo demás es huir y no afrontar lo que se llama vivir.
Si quieres te cuento un camino de rosas y te digo que no te van a pasar cosas malas, que esto es maravilloso y que vivirás para siempre. No es así.
La adaptación de cualquier especie al entorno está llena de sucesos dramáticos; sino lo crees pregúntale a aquel perro al que mataron sus cacharros porque ya eran demasiados perros para alimentar.
La diferencia entre nuestra especie y otras especies es que nos han dotado de conciencia, inteligencia, pensamiento o llámalo como tú quieras, pero al principio y al final estamos igual de expuestos al entorno que cualquier otra especie. Lo que ocurre es que usamos mal ese don preciado y nos seguimos perdiendo en gilipolleces y en malos entendidos con nosotros mismos. Somos nuestro peor enemigo.
Seguimos despreciando a nuestros semejantes y en vez de luchar por el que tenemos en frente, preferimos apuñalarle por detrás, y la vida que tú tienes no es más que un segundo en esto que se llama tiempo. Deberíamos entender que estamos aquí solo un segundo comparado con la primera piedra que te encuentres, y por ello deberíamos ser mejores. Solo eso mejores. Pero nos perdemos. Esa es la gran trampa de la conciencia: creemos que estaremos aquí eternamente y solo estamos un segundo.
Aprovéchalo. Incluye al diferente.
Reflexiones de una persona con autismo
por F. Paredes | 21 Ene, 2019 | Lucas habla
¡Pues lo ha dicho la ONU! Que es como si, en mi portal, lo dice el presidente de la comunidad. Nos ha regañado la gran Organización de las Naciones Unidas.
Y visto así, como padre de un niño con autismo, hasta me alegra saber que la ONU cuida de mi hijo Lucas. ¡Qué barbaridad, qué buen rollo! Resulta que a mi hijo no le hacen caso sus amigos, pero sí le hace caso la ONU. ¡¡Pues ya me puedo morir tranquilo!!
La ONU va y regaña a España, y le dice: oye, que tienes que quitar, cerrar, suprimir o dejarlos no sé muy bien cómo, pero no puedes seguir mandado a todos las personas con discapacidad a Centros de Educación Especial (a mí cuando me dijeron el nombre, pensé: muy integrado mi hijo no va a estar…pero eso es otro debate).
Sigues la noticia, y ya salen políticos de cuyo nombre no quiero acordarme…, diciendo: pero noooooo, no se van a cerrar, va a ser progresivo; lo haremos de forma que los profesores de Educación Especial no se queden sin trabajo; irán a la escuela pública, pero no irán; buscaremos medios, pero esto hay que hacerlo bien… Jajajajaj y ya estamos otra vez hablando y moviéndonos cuando tenemos el problema encima de la mesa. Nooooo, no podemos hacer las cosas antes, no vaya a ser que se crean que somos muy listos.
Ya están mis amigos los políticos hablando en general, con frases que no dicen nada, y creando la incertidumbre en miles de personas, que no sabemos qué va a pasar.
Y no digo que la ONU no tenga razón, que quizás la tiene, pero si vienen un día a verme, -ya que son capaces de hablar del futuro de mi hijo, supongo que no tendrán inconveniente en tomarse una caña conmigo y cuando estemos echando esa caña-, me gustaría preguntarles: ¿Dónde estaban Uds. cuando en el colegio público al que iba mi hijo nos reunieron de manera orquestada para convencernos de que mi hijo tenía que ir a Educación Especial? ¿Dónde están esos profesionales que nos sentaron a mi mujer y a mí, para decirnos que la mejor solución era la Educación Especial para Lucas? Pues ahora toda esa gente, no está, o si está, dicen que ellos nunca dijeron que Lucas fuera a Educación especial. Jajajaja, me descojono…
Eso por un lado, pero por otro, mi hijo es una persona con autismo severo no verbal; esto, “querida ONU”, quiere decir que tiene que tener una persona a su lado las 24 horas del día. Sííííí, las 24 horas, porque si no la puede liar parda en cualquier sitio. Y tú, “querida ONU”, me dices que si mi hijo vuelve al colegio del que le invitaron a irse ¿va a tener una persona solo para él? ¡¿En serio?! ¡¿Le va a llevar hacer pis?! ¡¿Le van a limpiar el culo cuando se cague?! y ¡¿le van a sacar las piedras de la boca cuando se las coma?! ¡¿Va a tener una logopeda para él, un psicólogo para nosotros, una profesora para él y cuatro niños más, otra profesora de apoyo, cobertura los fines de semana…?!
¿¿En serio que todo esto lo va a tener la educación pública y no me va costar dinero?? ¡Venga, pues dale! Obliga a España hacerlo y que la pasta que se gastan en comidas, viajecitos, casoplones, fiestuquis, y demás dispendios se la den a la educación para incluir a las personas con discapacidad. Pero que las incluyan de verdad. NO a medias. Que ya me conozco lo que pasa en este país al que adoro: Que entre lo que se dice, la intención y luego lo que se hace suele haber brechas de dimensiones gigantescas.
En fin, que si se hace bien, adelante, y si no, como me dijo mi abuelo en su lecho de muerte: Virgencita que me quede como estoy.
Reflexiones de una persona con autismo
por F. Paredes | 17 Ene, 2019 | Lucas habla
Si te vienes a mi mundo, no vengas con los brazos bajados. Nosotros marcamos goles al arco iris cuando éste se encuentra en su mejor momento y levantamos los brazos para intentar tocarlo.
¡Que no vengas con quejas, lamentos, con mal rollo y malos modos! ¡Que no, que no! Que lo que necesitamos en nuestro Mundo Azul es gente que luche. Que para problemas ya tenemos suficientes.
¡Que no hombre, que no! que vengas a nuestra casa con los besos preparados para besar y no para gritar. Que si te asusta que te diga que me enseñaste a besar y lo hiciste bien, no te moleste, y si es así, sepárate de mí.
¡Que no! que lo que necesitamos en el “Mundo Azul” es gente que se deje la piel, gente que se levante por la mañana y encuentre un motivo por pequeño que sea para luchar.
¡Que no hombre, que no! Que no vengas a mi casa a criticar a nadie por ser diferente y a compararme con nadie. Cada uno es como es. Vente con los bolsillos llenos de respeto y deja las críticas para alguien que te quiera escuchar.
¡Que no hombre, que no! Que si vienes a mi mundo para crear cortinas de humo, sacos de mierda o ríos de barro, no entres. Vete a otro sitio, por favor.
No vengas con la mochila llena de reproches, pues nosotros lo que preferimos es que traigas sacos llenos de caricias, comprensión y tolerancia.
¡Que no, que no! Que no entres en mi mundo si te da miedo luchar, pero luchar de verdad. Sabiendo que quizás alguna vez te tienes que jugar la cara por una persona con autismo.
¡Que aquí somos guerreros! nos pintamos todas las mañanas las caras con pinturas de guerra azul y salimos a un mundo que no nos entiende a tratar de salir adelante. Por eso no necesitamos gente que meta piedras en mis bolsillos, sino gente que me agarre de las manos y tire de mí hacia delante. Gente que sea capaz de hacer puentes entre las grietas de los que llamáis “normales” y yo, que según vosotros soy diferente.
Si vienes a verme y vienes a traer conflictos, a no ayudar o a tirar de mí hacia atrás, de verdad, no entres en el “Mundo Azul”.
Mis padres necesitan gente que sepa escuchar. Gente que de vez en cuando les dé un abrazo y les diga: “tranquilos, estáis haciendo un buen trabajo”. Gente que les diga: ¿Queréis que me quede con Lucas y os vais a tomar un café y habláis?
Esa gente es la que necesitamos. Porque si crees que viniendo a mi casa con problemas como ¿Qué hay que hacer para hacer un buen cocido? o ¿Cuántas paradas de metro tiene el Metro Sur? te confundes. Porque eso no son problemas, si tú eres tan virtuoso que eres capaz de hacer problemas donde no los hay, no vengas a mi casa. Porque mi problemas son algo más profundos: no puedo hablar, me hago pis 12 veces al día, pongo en peligro mi vida cruzando carreteras sin mirar… Estos si son problemas.
Tienes que ser capaz de asumir que los problemas se clasifican en: verdaderos problemas, o en gilipolleces, y si no eres capaz de diferenciar esto, antes de venir a verme piénsalo, porque si entras en mi mundo diciendo que tienes problemas porque no sabes que ponerte por las mañanas, me estás faltando el respeto y prefiero que te alejes de mi Mundo Azul. Sin rencores, pero aléjate, déjame tranquilo.
Reflexiones de una persona con autismo.
por F. Paredes | 14 Ene, 2019 | Lucas habla
¡Pues claro que sí! Todos somos diferentes y tenemos distintas capacidades.
Cristiano es muy bueno jugando al fútbol, pero quizás yo le gano subiendo montañas.
Beyoncé es muy guapa, pero a lo mejor tú eres mucho más simpático que ella.
Donald Trump es el presidente de los Estados Unidos y yo lo soy de mi comunidad, ¿qué tiene más mérito?
Raphael tiene una voz que gusta tanto a mayores como a jóvenes, pero ¿qué tal se le da cocinar?
Felipe Reyes es muy bueno al baloncesto, pero a lo mejor le pillo yo en una piscina olímpica y le gano buceando.
Si yo no niego que Susanna Griso presente muy bien su programa, pero a lo mejor la invito a una cena de Nochevieja en mi casa y no sabe qué decir.
¡Por supuesto que Fernando Alonso es un gran piloto de Fórmula Uno! y yo jamás llegaré a donde él ha llegado en ese deporte, pero a lo mejor no sabe conducir un carrito de bebé.
¡Pues claro que Julio Iglesias tiene mucho dinero! y la familia Botín, pero a lo mejor les dejamos una tarde entera con un niño con autismo y no saben qué hacer.
Nunca seré tan tonto de negar lo bien que escribe Vargas Llosa, y jamás haré la idiotez de intentar compararme con él, pero a mi madre le gusta más mi blog que cualquier cosa que escriba él.
¿De verdad puedes llegar a pensar que seré yo el que ponga en duda la fuerza voluntad de un maratoniano que baja de 2,20 horas en hacer 42,5 kilómetros? Pero lo que si pongo en duda es que si le invito a mi casa un domingo por la tarde con mi hijo Lucas, que se mea 7 veces, pueda soportarlo.
La conclusión es sencilla: demasiada gente espera que juguemos al futbol como Cristiano Ronaldo, que corramos un maratón, que conduzcamos como Fernando Alonso y un largo etcétera de educar a niños pequeños en un mundo competitivo y voraz donde hay escuelas que dan café para todos. Pero a las personas, mi buen amigo, no se las puede juzgar solo porque hagan una cosa bien o porque sean el mejor del mundo en algo, primero porque nadie debería juzgar a nadie, pero si alguien tuviera esa osadía debería intentar estudiar muchas variables para saber si esa persona es buena o mala en algo o simplemente diferente.
Somos diferentes y como diferentes que somos a unos se les da bien una cosa y a otros otras. Intentar estandarizar conductas, comportamientos y juzgar a todos siguiendo el mismo patrón de medida en una gran tontería.
Pondré un ejemplo que creo que muestra lo que quiero decir, si a un maratoniano le pedimos que corra un kilómetro por debajo de 6,40 y se lo pedimos a mi hijo que tiene torpeza motora y que lo máximo que ha corrido en su vida son 800 metros, ¿qué tendrá más mérito, que el maratoniano haga una marca de 3,50 en un kilómetro o que mi hijo sea capaz de terminar el kilómetro en 7,10?
La verdad es que yo no lo sé, júzgalo tú mismo; yo no soy quien para juzgar a nadie, pero sí tengo claro que las dos cosas son muy importantes y lo dejo en “muy importantes”, ni más o menos, solo igual de importantes.
Reflexiones de una persona con autismo
Comentarios recientes