por F. Paredes | 30 Sep, 2019 | Padres
Y que jodido es ver a tu hijo que no socializa. Es de las puñaladas más traperas del autismo. Estoy viendo jugar a muchos niños y a Lucas, solo en un banco, mirando al cielo.
Eso como padre o madre es tremendo. Es una gran mierda que te tienes que tragar. ¡Es brutal! Piénsalo un segundo. Piensa que tu hijo no tiene amigos. ¿Es tremendo verdad? ¡Qué gran mierda!
A pesar de eso intentamos ser felices, como tú.
Pero querido amigo, esto es un pensamiento muy negativo y si te encierras en él solo tendrás amargura e infelicidad, y lo peor de todo es que se lo trasladarás a tu hijo y a toda persona que esté cerca de ti.
Vamos a pensar de otra forma. Acompáñame y hagamos juntos el siguiente razonamiento:
Quizás mi hijo sea el más feliz de todos. ¿Pero de verdad puedes ser feliz estando todo el día solo y sin hablar con nadie? Pues rotundamente sí, y no hablo solamente por mi hijo, hablo porque en el colegio de mi hijo yo veo a niños felices; niños que se comportan de manera diferente a nosotros, pero niños que sonríen y que de vez en cuando se ponen tristes, como cualquiera de nosotros.
Es uno de los grandes mitos del autismo. La pena mal entendida. Odio frases que le dicen a mi hijo y que lo único que demuestran son una profunda ignorancia: ¡¡¡Que solo está, pobrecito¡¡¡ Eso es absurdo, mi hijo no está nunca solo, está como cualquier niño de su edad rodeado de amigos, profesores, su madre, su hermano, yo y toda la familia y amigos que le quieren un montón. Otra cosa bien diferente es que mi hijo, estando con sus amigos, decida tumbarse en el suelo y mirar las estrellas, pero solo no está.
Solo está el anciano que se levanta y no tiene a nadie y no ve a nadie en todo el día. Solo está el inmigrante que ha llegado aquí solo y no tiene a nadie. Sola está esa mujer maltratada que no tiene familia y que llega a una nueva ciudad huyendo de su ex que la quiere matar. ¡Ellos sí están solos!
Y para concluir me atrevo a decir bien alto, que a veces es mejor estar solo que con determinada gente que solo te resta y nunca te suma. La soledad no es tan mala cuando uno la decide, y te digo que mi hijo decide estar solo a veces porque se siente feliz, no le des más vueltas.
Reflexiones de una persona con autismo
por F. Paredes | 26 Sep, 2019 | Lucas habla
En esta vida hay cosas que no cuadran,
Un melón que sepa a plátano
O ese plátano que se comen los tenistas en mitad de partido y que supiera a cocido…….
No, no, no hay cosas que no cuadran,
Esos chicos que se han dado el primer beso de sus vidas, y dicen que es el peor,
o esa fiesta a la que fuiste y te marchaste pronto a casa, porque según tú te lo estabas pasando fenomenal.
No, no, hay cosas que no cuadran
Decir que te llevas bien con tu ex primer amor, que puedes hablar con él como un buen amigo, y cuando llegas a tu cuarto te pones a llorar
Tomarte un asado con una fanta de limón Cero, o unas gambas de Huelva con una manzanilla, pero de las de infusión
No que no, que hay cosas que a mi me chirrían
Como el calvo que dice que no le importa estar calvo y no tiene pelos en la lengua
o como el marinero que dice que el mar se lo ha dado todo y pudiendo vivir al lado de la playa vive en Madrid,
NO sé no me convence,
O como cuando quieres más a tus suegros que a tus padres, o a tus vecinos más que a tus amigos
o cuando ya no amaste más que al primer amor que conociste y te dejó en Erasmus
A mi todo esto me supera
Cuando te tiras hasta las 9 de la mañana de fiesta y dices: me tome solo una coca cola y dos botellas de agua,
Y sacas un diez en el examen, y dices: pues solo estudié la tarde de antes,
Es difícil de entender,
las dietas en las que no pasas hambre, o dejar de fumar sin esfuerzo,
O tardar en coche de Madrid a Málaga 3 horas,
Llámame raro, pero estas cosas pueden pasar………
Pues si me querida amiga. El tiempo nos ha hecho incrédulos en muchas cosas, Y muchas veces vamos por la vida sin creernos a nada y a nadie.
Y no es cuestión de ser confiado o desconfiado es que simplemente hemos decidido que no nos creemos las cosas que nos cuentan.
¿Nos faltan razón? pues siendo muy gallego, ¿depende? a veces si, y a veces no. Y a veces habrá cosas que tendrás que darle una oportunidad y pensar que han podido ser ciertas. Aunque sean inverosímiles, aunque parezcan de otro mundo. Porque si no, te estarán ganando la batalla los prejuicios. Y la linea de no creerte nada ni a nadie es muy fina, para ser una persona intolerante, que no integra al diferente, y que piensa que SU VERDAD, es la única.
Siempre hay que dar oportunidad a los hechos, a los personas, a las acciones, en fin a todo aquello que nos rodea. Nuestro pensamiento en cuanto a la recepción de los estímulos debe de tener la suficiente flexibilidad para entender que hay cosas que por increíbles que parezcan han podido suceder. Y si estamos de verdad convencidos que no ha pasado, no cojamos este hecho como la bandera que guíe nuestro comportamiento. Simplemente no lo creo, pero ya está. NO establezco a partir de aquí principios Generales del tipo: TODA LA GENTE MIENTE, LA GENTE SOLO SE ACERCA A MI PARA CONTARME MILONGAS, LA GENTE SIEMPRE ESTA EQUIVOCADA……..
y defiendo esto, porque la persona que se cree poseedora de la verdad absoluta, habitualmente no integra al diferente. O si le integra lo hace de una manera muy torpe. Y es porque cree que solo hay forma de hacer las cosas: LA SUYA. Y mi querida amiga, en la integración de las personas con autismo, hay miles y millones de hacer las cosas. Solamente son verdades absolutas, aquellas verdades que sirvan para hacer mejor la vida de las personas con TEA y que respeten y no suponga un perjuicio para el resto. Lo demás como decía un amigo mío, MIERDA EN LAS TRIPAS¡¡¡¡¡¡¡¡¡
REFLEXIONES DE UNA PERSONA ABSOLUTA
por F. Paredes | 23 Sep, 2019 | Lucas habla
Otra vez te dije: Hola¡¡¡ y otra vez me despedí de ti………
De verdad, no sé lo que tienes pero me tranquilizas, contigo el autismo es más pequeño.
Y lo haces sólo con agua, sal, sol y un ritmo monótono que me ayuda a ordenar mi mundo. Quizás en ese ir y devenir de olas, está el secreto de mi propia tranquilidad.
Siempre que te vuelvo a ver tardo unos días en acostumbrarme a ti, pero cuando lo hago, el tener que separarme de tu gran compañía me parece simplemente una tragedia.
Todo el que me ve jugar contigo, no se puede creer como somos capaces de “bailar” un eterno vals, que solo termina cuando mis padres lo deciden. Muchas veces no entiendo bien a “los normales”. ¿Cómo pueden enfadarse por que la cerveza esté caliente en tu chiringuito? Y no son capaces de perdonar cualquier cosa ante tu enorme grandiosidad.
Y mira, creo que en el fondo, hay muchas semejanzas entre ellos y tú.
Todas tus olas son diferentes. Y por eso son maravillosas precisamente por ser únicas. Al igual que ellos.
Todas tus olas nacen y mueren.
Al igual que ellos.
Si estas olas se encuentran alguna roca en su camino, algunas se chocan y se destrozan y otras lo saltan siguiendo su camino con la cara bien alta y el orgullo del trabajo bien hecho antes las adversidades. Exactamente como ellos.
Sin embargo, hay una cosa que a ti te hace único, y que ellos no pueden cumplir. Tú tratas a todos por igual. NO DIFERENCIAS¡¡¡¡. Te da igual, raza, género, edad, posición social……a todos igual. Que un día tus olas no golpean, pues ofreces tranquilidad y caricias de sal a todo por igual. Que un día estás más rabioso,……..entonces amigo, tus olas golpean sin piedad. Pero acaricias y golpeas, sin diferenciar, por absurdas razones que solamente unos cuantos entienden.
Y creo que esa es una de los grandes inconvenientes del ser humano, que cuando reparte amor, no lo hace indiscriminadamente y sin ninguna razón, si no que lo hace en función de muchas variables que solamente tienen sentido para ellos.
Y así han creado un mundo donde el AMOR SE REPARTE por muchas cuestiones y variables sin sentido y se ofrece como bálsamo para curar heridas del alma que nada tienen que ver con la generosidad en dar amor.
Adiós mar hasta el año que viene, sigue incluyéndome porque yo te seguiré queriendo.
Reflexiones de una persona con autismo
por F. Paredes | 16 Sep, 2019 | Lucas habla
Ese día las nubes lloraban lágrimas de barro. No sé los motivos, pero ya nada más levantarme me sentía mal. Era una sensación extraña, como si no quisiera salir a la calle ni hablar con nadie. Como esa niña que no quiere ir al instituto el día del examen porque sabe que no ha estudiado. Rápidamente entendí que aquello era algo más mental que físico. La cabeza se me iba de un sitio a otro y no podía concentrarme: me faltan huevos para mañana, tengo que llamar a mi madre, mi amiga Mari José debería de dejarle, tengo que pedir un aumento de sueldo… todo era una enorme catarata de pensamientos que caían unos detrás de otros sin ni siquiera poder verlos y analizarlos un instante.
Había dormido mal, de nuevo por esos pensamientos que aparecían y se iban como el enamorado aparece en la fiesta de fin de curso, le ves y de repente no le ves, así eran mis pensamientos. Sin embargo esta vez el foco si estaba en lo que me preocupaba. No eran pensamientos saltarines que iban, como rana, de un nenúfar a otro para no mojarse. Eran todos sobre lo mismo: ¿cómo se lo diría a los padres?
Tenía que hacerlo. La directora había confiado en mí por encima y por debajo de otras compañeras. Me había elegido con aire solemne diciéndome: serás tú quien se lo digas. Te tienes que estrenar. Tú has llevado la terapia de su hijo en el último año, y ya que empezamos a vislumbrar el diagnóstico debes decírselo tú.
Así visto tenía que estar hasta agradecida, pero ¿cómo podía decirles a unos padres que su hijo de casi tres años, o era una persona con autismo o tenía retraso mental?
¿Cómo puedes decirles a unos padres esto sin que se derrumben y sin que no quieran oír lo que les estás diciendo? Es humano no creer a nadie que te diga esto de tu hijo. Es más, yo jamás creería a nadie que dijera eso de mi hijo por muy profesional que fuera.
Y así, como dice la canción, pasó el día sin pena ni gloria. Mis compañeras, las que mejor me conocían y que sabían que era yo la que iba hablar con los padres de Lucas, me miraban como miran las personas a la viuda en el funeral de su marido. Algunas, sin hablar del tema, me acompañaban a tomar café, y charlaban conmigo intentando que el tiempo pasara lo antes posible. La que más me quería intentaba sacarme una sonrisa contándome una vez más la historia de cómo conoció a su marido en una pista de hielo después de que se pegara la “gran hostia de su vida”, como decía ella. Sin embargo, ese día las risas no me salían. En seguida me quedaba mirando al final de la nada y mis pensamientos empezaban a hablar. De nuevo el miedo se apoderaba de mí, y me iba a mis rutinas diarias, para que nadie viera que estaba a punto de llorar.
Y, como todo en la vida, llegó el momento. Habíamos quedado a las 18:30 en el despacho de la directora de la escuela de psicomotricidad, que muy gustosamente me había cedido su espacio para dar tan amarga noticia. Llegué al despacho una hora antes. Repasé los informes de todos los profesionales que habíamos actuado con Lucas en los últimos meses y el diagnóstico era bastante claro. Pero, ¿cómo se lo diría a los padres? ¿Iba a ponerme ñoña y llorar? No sería profesional ¿Iba a ser distante y fría? Tampoco sirvo para eso. En fin, ya veré como lo hago… y en eso estaba cuando miré el reloj: Eran las 18:29. Llamaron a la puerta del despacho. Eran los padres de Lucas.
Efectivamente, ese día, las nubes lloraron lágrimas de barro.
Reflexiones de una persona con autismo
P.D. Recuerdo muy vagamente a la persona que una tarde lluviosa nos citó a mi mujer y a mí en el despacho de su jefa para decirnos lo peor que había oído en mi vida. Lo que sí recuerdo es que esa mujer tuvo empatía y supo ponerse en nuestro lugar. Habló lo justo y escuchó demasiado. Lo hizo bien, teniendo en cuenta la gran mierda que nos estaba contando. Eso sí, cuando salimos la nubes lloraban lágrimas de barro.
por F. Paredes | 12 Sep, 2019 | Padres
En esta piel de toro a la que adoramos, existe una especie animal muy abundante y que no se
esconde ni cuando caen chuzos de punta. Son seres que están a tu lado, viven debajo de ti en
tu comunidad o se ponen delante en la cola para entrar al cine. Son seres complejos, pues
tienen una característica común y es el freno irrefrenable de su lengua, están dispuestos a
darte su opinión aunque en dicho acto tengan que mancharte tu traje de domingo de pintura
roja. Son los “regalaopiniones”.
Hemos conseguido un país donde todo el mundo opina de todo y donde muy pocos son los
que saben. No estoy dentro de los primeros y mucho menos de los segundos, pero si soy
blanco perfecto para los “regala opiniones”. Es cierto, que mi físico acompaña; ser una persona
fuerte, con gafas, que sabe escuchar, es una diana perfecta para los dardos que estos
personajes lanzan sin saber bien si te darán en el brazo, la pierna o en el corazón.
Ellos lo único que saben cuando se levantan es que tienen diez dardos y que los van a lanzar al
primero que se cruce en su camino. Su capacidad de tomar decisiones para escupir su
mermelada envenenada está radicalmente afectada, cuando han detectado el blanco perfecto,
solo piensan en como lanzar el dardo sin criterio. Sin conocerte. Sin importarles tus
circunstancias o tus problemas. Ellos tienen que gastar sus dardos y de esta manera al día
siguiente tendrán otro diez que gastar.
En una cosa si son hábiles, y es en detectar al blanco de sus dianas. Hacen un pequeño
acercamiento para ver si puedes reaccionar de manera violenta cuando te den el picotazo y en
cuanto detectan que no corren peligro, disparan.
En el mundo del autismo hay muchos regalaopiniones. Los y las hay de todo tipo, con hijos con
autismo, sin hijos con autismo, solteros, casados, heterosexuales, homosexuales, empresarios,
en paro, futbolistas, charcuteros… de todas las razas, colores, sexo y edad. No se libra ningún
colectivo.
Te dirán cosas increíbles, que como no sabes o conoces, incluso alguna vez hasta les puedes
llegar hacer algo de caso. Ese precisamente es el problema. Cuidado con hacer caso a estas
personas. Simplemente, con respeto y con cariño, les escuchas y sigue tu camino apartándote
de ellas.
Su mente les engaña y verbalizan cosas como: Si yo te lo digo por tu bien, si lo que quiero es lo
mejor para ti y para tu hijo, Si yo lo que deseo es enseñarte… ¡cuidado!, lo que realmente
desean es lanzar su dardo y largarse corriendo dejándote con el aguijón clavado. Quítatelos
corriendo a ambos y sigue tu camino.
Si hay algo que les produce un placer propio de los dioses es cuando lanzan un dardo delante
de otras personas y alguno de sus seguidores aplaude el lanzamiento. Entonces si que ya les
lleva a lo más alto y de ahí ya no bajarán, se erigirán en verdaderos expertos en la materia.
Lo triste es que nunca sabrán lo peligrosos que pueden llegar a ser, el daño que hacen a la
diana que es blanco de sus dardos; y aún más triste es la justificación que el resto de sus
seguidores hacen de sus lanzamientos: “lo ha hecho por tu bien”, “era para que aprendieras”.
¡Mierda en las tripas!, como decía el mejor amigo de mi abuelo. Cuando dañas a una persona
públicamente no hay justificación posible. Solamente hay una petición de disculpas, que
esperas pero que probablemente nunca llegarán, pues los regalaopiniones creen que hicieron
bien.
Haz caso de los expertos, de los buenos en la materia, de los profesionales del autismo; no de
los que hicieron un curso a distancia de guitarra y les regalaron el curso ¿cómo cuidar a una
persona con autismo?
Opinar y dar consejos es gratis. No vale dinero y por eso la gente vomita consejos que no
sirven ni para ir a comprar el pan.
Cuidado que en la vida hay muchos, pero en el mundo del autismo pueden llevarte por
caminos que ni te mereces ni son los correctos.
Reflexiones de una persona con autismo
Comentarios recientes