Razones para querer a una persona con autismo

 

Mil razones tengo para quererte y no se me ocurre ninguna para no hacerlo.

Cómo te levantas cada mañana en un mundo hostil que te llega de una vez y en el que intentas comunicarte a pesar de no poder hablar.

Cuando sales por la puerta de casa la cosa se endurece. Te encuentras con gente a la que no sabes cómo llegar y no entiendes cómo ellos quieren llegar hasta ti.

Y a pesar de eso continuas y sales con tu cabeza bien alta. Contento, sin renunciar a lo que eres y sin arrojar en ningún momento la toalla en un mundo que para ti se parece a un ring de boxeo.

Mil razones tengo para quererte y no se me ocurre ninguna para no hacerlo…

Intentas acercarte a gente que pone cara de miedo cuando llegas hasta ella. Pero tú sigues cada día intentando hacer amigos. Me gusta tu “no renuncia” a la vida que te ha tocado vivir. No críticas, no prejuzgas, solo intentas acercarte a los demás a tu manera.

Mil razones tengo para quererte y no se me ocurre ninguna para no hacerlo…

Al igual que repites conductas fuera de las normas establecidas, repites besos y abrazos para aquellos que se paran a saber de ti. Necesitas a la gente igual que todos, pero bailas danzas indómitas con la soledad que a la mayoría de nosotros nos costaría sobrellevar, y lo haces con tu traje limpio y tu mejor peinado.

Y por eso hijo mío no encuentro razones para no quererte, porque tus cosas buenas son muchas más que las malas y tu diferencia me enseña que eres un guerrero que cada día te levantas para participar en batallas que pierdes, pero que cuando las ganas demuestras que el autismo es solo una forma diferente de ver el mundo.

Y por eso te queremos como eres, respetamos tus silencios y tus ratos de soledad por mucho que nos duelan, y tenemos muy claro que nuestro mayor deseo es que no cambies nunca, que luches y saldrás vencedor de esta guerra que llamamos vida.

 

Reflexiones de una persona con autismo