Las madres guerreras del autismo

Cualquier madre es una guerrera! 

La madre de un niño con autismo es una guerrera que fue derribada por la vida, con un golpe certero y destinado a su corazón. Fue derribada y sus armas cayeron al suelo al mismo tiempo que las expectativas de un hijo para el que tenían pensado el mejor futuro de los posibles, dentro de todas las posibilidades que le ofrecía su pensamiento. 

De nada le sirvió su escudo y su espada, que tantas veces blandió, no contuvo el diagnóstico de su pequeño. Fue desarmada y su cuerpo y su alma chocaron contra el suelo en una caída que parecía sin fin. Lejos de abandonar la batalla hincó la rodilla en el suelo y como pudo, usando como único bastón su espada, se puso en pie. 

Solo podía pensar en retirarse a llorar la pérdida por un hijo que ya nunca cumpliría con lo que esperaba de él. Sin embargo, en plena retirada, con sus pinturas desdibujadas por un solo golpe y con el rostro lleno de lágrimas se levantó y apretó los dientes, sabía que ahora su batalla se iba a librar de otra forma: sus enemigos serían la normalidad y la diferencia que galopaban en corceles negros con la única intención de tumbarla y mandar su cuerpo a la tierra del olvido. 

Pero estas mujeres tienen alma de guerreras. No se dejan amedrentar por las circunstancias ni porque sus enemigos sean más poderosos que ellas. Saben sacar fuerzas de donde no las hay. Saben dibujar escenarios en los que hacen de sus desventajas la mayor fuerza para su hijo. 

Caen una y mil veces y se levantan dos mil. Caen con fuerza y se levantan haciendo que la caída sea efímera. Tienen un motivo para luchar y eso laconvierte en las mejores, porque luchan por alguien al que cuidarán por encima de todo y de todos los escenarios posibles. 

Sus pinturas de guerra son el tinte de sus canas tempranas y su rímel, corrido por las lágrimas, lo aprovechan para esconderse en la noche y pensar cómo hacer mejor el día que pronto llegará. Saben que no ganarán la batalla, pero también saben que nadie tocará a su hijo. 

Antepondrán su vida a la de su hijo, como lo haría cualquier madre, pero lo harán por escuchar una sola vez en su vida la palabra MAMÁ brotar de los labios de su pequeño. 

Jamás nadie libró una batalla tan desigual y con tanto sufrimiento interno, pero ellas son guerreras y por eso nunca abandonarán el campo de batalla. La vida, al poner a sus hijos al lado de la diferencia también lo hizo con ellas, creó guerreras invencibles que solo dejarán de luchar cuando ya no estén. 

Mientras tanto, esperan el amanecer afilando su espada y dando brillo a su escudo con el firme convencimiento de que su lucha será eterna y tendrá sentido. La vida ha creado a las mejores guerreras que puedes tener en el campo de batalla: la vida ha creado a las madres de una persona con autismo. 

 

Reflexiones de una persona con autismo 

A veces me tratas diferente

 

A veces me tratas con un cerrojo oxidado

que no consigues deslizar para abrir la puerta de mi silencio,

pero yo no tengo la culpa.

 

Soy nube solitaria que no trae lluvia, pero que a veces

tapa el sol de tu paciencia, y que camina por un cielo

que yo me he inventado.

 

A veces me tratas como la aceituna que nadie quiere

y que no comprende porqué se queda sola en el plato,

sin bastarle como argumento que sea la última de sus compañeras.

 

Soy río en el que no se baña nadie por miedo a ahogarse,

pero que, cuando a ti te apetece, te gusta presumir

del agua tan limpia y transparente que traigo.

 

A veces me tratas como el pesado de la barra de aquel bar

que bebió más de la cuenta y que sus frases no eran producto

del alcohol si no de un amor que le dejó en las puertas de aquel garito.

 

Soy una noche fresca en verano, y calentita en invierno

pero tú no quieres dormir a mi lado, porque no entiendes

mis movimientos sin premeditación ni alevosía

 

A veces me tratas como el último de la fila,

esperando que avance puestos para llegar a ser el primero

y darme una medalla que solo te importa a ti.

 

Soy helado de verano y sopa de invierno,

no sé dar abrazos ni besar, pero tampoco ser malo

sin embargo cuando llamas a todos para jugar me condenas al salón de mi casa.

 

A veces me tratas como si hubieras visto a un ser que no es igual que los demás,

pones caras raras y comentas, en bajito, el aleteo de mis manos

y no soportas que pueda tumbarme cuando estoy cansado y desnudarme cuando tengo calor.

 

Soy el recuerdo de aquella chica que dejaste y luego te diste cuenta

que era el amor de tú vida. Y ahora lloras por lo que hiciste y por lo que harás

Y así pasa el tiempo, sin darte cuenta de lo que haces.

 

A veces me tratas distinto. Ni lo quiero, ni está bien. Simplemente pido justicia en el trato, sin que te importe mi diferencia ni mi condición. ¿Es tan difícil? Yo lo hago, yo no diferencio ¿y tú?

 

Reflexiones de una persona con autismo

 

Las comparaciones y el autismo

 

Los seres humanos cometemos muchas torpezas y quizás gracias a eso evolucionamos, pero hay una que por repetición y por ilógica se lleva la palma de la idiotez, y es la maldita comparación con los que están mejor.  Algunos pensareis que esto sirve para evolucionar y para ser mejor, y no os falta razón, el problema es que cuando empezamos a compararnos con personas que creemos que están mejor o que se encuentran en situaciones que creemos mejores que las nuestras, se nos empieza a olvidar de alguna manera que hay situaciones peores y esto, cuando tienes a tu lado a una persona con autismo, hay que manejarlo bien si no sufrirás mucho, y lo dantesco es que harás sufrir a tu hija o hijo más de lo debido.  

El pensar que hay personas que están peor que tú no es un remedio para nada, pero no debemos olvidarlo. Si lo haces cada día solo verás desgracia y lamentos en tu vida, pero de vez en cuando es necesario pensar que hay personas que están viviendo situaciones peores que las tuyas, darte cuenta que nadie tiene una vida perfecta y en consecuencia, actuar y seguir ayudando a gente que lo necesita más que tú.  

Seguramente estás palabras son fáciles de decir y difíciles de llevar a la práctica, pero basta con un ejemplo lleno de barro para que nos hagamos conscientes de que tener a nuestro hijo con autismo es de la mejores cosas que nos han pasado porque ¿qué pasa con esos padres que han perdido a su pequeño de 4 años por el cáncer? Vessi lo vemos así respiramos y nos alegramos de que cada día podamos abrazar a nuestro pequeño.  

¡Claro que lo nuestro es muy importante! Pero que no se nos olvide que hay situaciones que son peores y recordad que no sirve de mucho estar siempre mirando a las personas a las que, bajo nuestra perspectiva, les va mejor. 

Es simplemente una opinión y sé que es difícil, pero a veces así la vida no resulta tan dura.  

 

Reflexiones de una persona con autismo