¿Es justo excluir a una persona con autismo?

¿Te parecería bien excluir los aperitivos de las cañas fresquitas del verano? ¿Qué tal si excluimos la arena de la playa y dejamos solo chinarros y piedras grandes?

¿Deberíamos excluir la ropa interior de Woman Secret y el ketchup de Macdonald y Burger King? ¿Que en el corte inglés no hubiera sección de deportes, ropa de niño, ni maquillaje…?

Creo que sería una buena opción de exclusión no volver a comer con nuestros padres, ni celebrar los cumpleaños de nuestros hijos.

Excluyamos las plazas Mayores de los pueblos; los tacones de los zapatos de vestir y los cristales de las gafas de los miopes.

Excluyamos de Zara cualquier prenda que valga menos de 100 € y las porterías de los campos de fútbol, para que cuando uno lance, sea el portero el que diga ¡alta¡, y que no sea gol.

De los coches vamos a quitar el volante y excluimos el freno a ver qué pasa. De los ordenadores el botón de encender y apagar; de Apple la manzana del logotipo.

De los enamorados excluidos los besos y las noches de amor.

De Facebook vamos a excluir a los morenos y de Linkedin a los rubios.

En Carrefour excluimos las cajeras y el pavo en sobre, que no me gusta.

De los amigos excluimos lo que no nos gusta, y en los hospitales las vendas.

De tu mirada voy a excluir la compasión y de tus caricias el calor.

Del camino de Santiago, excluiré el camino y dejaré solo a Santiago; las anchoas de las aceitunas rellenas y de las coca colas las burbujas.

Me interesa mucho excluir los telediarios de todas las cadenas y que solo pongan películas del Oeste y a los jubilados les voy a excluir de las obras de teatro para que no puedan ir a verlas.

Vamos a excluir los cincos de la baraja para jugar al cinquillo y los peones del ajedrez.

A la chica que te gusta, la excluimos de tus posibilidades.

Y así vamos excluyendo como sociedad todo aquello que nos parezca, todo aquello que no nos guste. ¿Qué idiotez más grande verdad? Seguro que no estarías de acuerdo con casi todas las cosas que excluyésemos, o con casi todas sí. Sin embargo, como sociedad -no todos, pero si algunos-, excluimos a otros seres humanos que forman parte de ella. ¿Te parece inteligente que muchas personas no estén incluidas en nuestra sociedad?

¡Por favor, no seamos tontos! Somos seres humanos y tenemos la capacidad de la conciencia. Pensemos en incluir y no en excluir a nadie. Pensemos en cómo ayudar a aquel que no tiene las mismas oportunidades y no mirar para otro lado. Solo así conseguiremos un mundo mejor.

Excluir es el novio de las sociedades poco avanzadas; a mayor exclusión, sociedades más tontas. ¡Por favor, no colabores en hacer sociedades así! Es responsabilidad nuestra crecer como seres humanos y crecer como sociedad donde todo el mundo tiene cabida.

Si excluyes al diferente haces al que tienes al lado un poquito más tonto, aunque sea igual que tú. Por favor, piénsalo.

Reflexiones de una persona con autismo

Francisco José Paredes Pérez

Las lágrimas y las preguntas en el autismo

Hay un momento donde las lágrimas que derramas ya no van a ningún sitio,

Ellas te dicen que te levantes y mires al futuro con respeto pero sin miedo,

Hay un momento donde las lágrimas que derramas ya no van a ningún sitio,

Ellas te dicen que tu hij@ necesita a unos padres fuertes y guerreros, que limpien sus caras de esas pequeñas gotas de agua salada, y la tiñan con pinturas de guerra……………………….

 

Y hay momentos donde las lágrimas que derramas ya no van a ningún sitio,

PORQUE ya son escasas, y no te quedan muchas, resérvalas y si quieres agótalas cuando tu pequeñ@ consiga objetivos por pequeños que estos sean.

 

De verdad, que hay momento donde las lágrimas que derramas ya no van a ningún sitio.

 

Hay momentos que tus preguntas ya no van a ningún sitio

Ellas te ofrecen respuestas que solamente pueden hacerte más daño que el propio autismo

Hay un momento donde las preguntas que te haces son solo vinagre para las heridas

Ellas te ofrecen barro donde manchar el traje de la maternidad/paternidad, y solo sirven para que cada día parezca que tú has hecho algo mal.

 

Y hay momentos que ni lágrimas, ni preguntas alivian tu dolor.

Sin embargo, sabes que tanto lágrimas como preguntas dependen como se usen te pueden hacer mucho bien.

 

Usa tus lágrimas para celebrar cada triunfo de tu hijo por pequeño que sea,

Usa tus preguntas para enfocarte en la felicidad de tu hijo

Usa tus lágrimas para celebrar que tu hijo es feliz,

Usa tus preguntas para llevarte al camino de las cosas buenas que tiene tu hijo.

 

Las lágrimas y las preguntas tienen que nutrirse del presente. De las alegrías y los logros del ahora. Si empiezas a alimentar las mismas con la gasolina del futuro y la leña del pasado no harás más que avivar la hoguera que todo padre/madre de una persona con autismo lleva por dentro.

 

Y, ¿Quieres que te diga algo? Ni lágrimas ni preguntas sacarán adelante a tu hijo.

Solamente tú, puedes hacerlo. Y llora de alegría, y pregúntate pero en positivo.

Lo demás es poner palos en las ruedas del aprendizaje y bienestar de tu pequeñ@.

 

Y sólo de esta manera la sombra del TEA, siempre será mas pequeña que tú.

 

Fdo. Una persona con autismo

 

 

 

 

Nuestras lágrimas empezaron con el diagnóstico de…………….Autismo

Nuestras lágrimas comenzaron con un diagnóstico, que rompió expectativas, aunque no mató esperanzas.

Nuestras lágrimas comenzaron con un diagnóstico, que cambió nuestras estrategias, pero jamás nuestros objetivos.

Nuestras lágrimas comenzaron con un diagnóstico, que nos hizo más humanos y renegar de lo divino.

Nuestras lágrimas comenzaron con un diagnóstico, en el que sentimos lo mismo que dos novios primerizos haciendo el amor……………..

 

Y vas al diagnóstico como vas a un restaurante de un país asiático. Sin saber que te van a decir, pero con la sensación de que no te va a gustar.

 

Y el diagnóstico duele. Más por ignorancia y desconocimiento que por lo que realmente significa.

 

Y te lanzan a un mundo lleno de aguas bravas y la sociedad te da un flotador pinchado, al grito de: “Paciencia, que la tempestad va a durar toda la vida”

 

Y empiezas a ver médicos, psicologós, pedagogos, neuropsicólogos, y te da la sensación que todos se despiden con la mimsa coletilla: “Paciencia”.

 

Y miles de preguntas nacen de la mierda y de la miseria humana: ¿Por qué a mi? De manera subsconciente, estás pensado: Le podía haber pasado a otro. El pensamiento contrario justo cuando oyes que le ha tocado la lotería al vecino del primero.

 

Y te dicen que estás de Duelo. Pero te cuesta entender, que el verdadero “duelo” es con el autismo. Y como buen “duelo” solo quedará uno vivo, o él o tú. Y sus armas son poderosas, pero para eso estás tú, para demostrar que tienes una arma con el que jamás podrá ganar: el amor de un padre/madre por sus hijos.

 

Ya está el diagnóstico. Y como buen diágnostico, te etiqueta a tu hijo como un niñ@ con TEA. Pero que quiere decir: ¿TEA mo? ¿TEA doro? ¿TEA caricio?. Hasta que esa tarde que llovía con agua llena de mierda, te explican que son las siglas: Trastorno Espectro Autista.

 

Te vas a tu casa, y lo de llorar es lo de menos. Realmente lo doloroso es lo desconocido del mismo. Creo que tendría la misma sensación si me dejaran en mitad del océano de noche y sin saber lo que tengo debajo de los pies.

 

Crees que no saldrás de ésta. Y que jamás ya serás el mismo. En lo primero te equivocas, en lo segundo no.

 

Y en cuanto te den el diagnostico, ponte los “guantes del amor” por tu pequeñ@ y ponte a trabajar, por él, por ti y sobre todo con él. Cada minuto que le dediques, será un minuto que estará más cerca de llegar al máximo de sus posibilidades.

 

Y nuestras lágrimas comenzaron con un diagnóstico.

 

Fdo. Padre de una persona con autismo