Lágrimas de miel, cuando veo que te acercas con una sonrisa.
Lágrimas de barro, cuando veo que te alejas de mí, guiado por tus miedos.

Lágrimas de miel, cuando intentas abrazarme y llevarme al mundo alegre de las cosquillas.
Lágrimas de barro, cuando veo que no me acaricias por miedo a que te esquive.

Lágrimas de miel, cuando intentas que tu hijo me conozca.
Lágrimas de barro, cuando coges a tu hijo y le apartas de mi como si se fuera a quemar.

Lágrimas de miel, cuando me pasas la pelota aunque no la toque.
Lágrimas de barro, cuando me apartas de tus juegos y tus risas.

Lágrimas de miel, cuando me ayudas a levantarme.
Lágrimas de barro, cuando eres el origen de mis tropiezos.

Lágrimas de miel, cuando limpias mis heridas.
Lágrimas de barro, cuando las haces más grandes.

Lágrimas de miel, cuando detectas mi diferencia.
Lágrimas de barro, cuando la haces más grande.

Lágrimas de miel, cuando intentas comunicarte conmigo.
Lágrimas de barro, cuando ni siquiera lo intentas.

Hazme llorar lágrimas de miel, pues no me merezco otra cosa. Yo no pude elegir y ser lo diferente que soy. Tú si puedes elegir cómo sean mis lágrimas.

-Reflexiones de una persona con autismo.

 


Fotografía: David Martín