Y entonces llega la noche, donde reina el silencio.
Donde vives tú cada minuto del día.

Dormimos; buscas mi mano. Has crecido mucho.
Me doy cuenta de una cosa: tu mano ya es muy grande, pero no deja de transmitirme lo más bonito que me ha pasado en la vida.

Dormimos.

Son las 2,43. Tus ojos se abren.
Te levantas y empiezas a correr por una casa en la que no se puede correr.

Ya no dormimos.

Cazas mariposas que yo no veo.
No consigo hacerte entender que el día aún no comenzó.

Ya no dormimos.

Enciendes luces, y las apago, enciendes luces y yo las apago….maldito bucle infinito
Tú ya no quieres dormir, yo ya no puedo dormir.

Fumo. No debería. Mucho menos a estas horas.
Son las 4,20

Quiero hacerte entender que el día aún no comenzó.
Pero tú sólo entiendes que la noche ya terminó.

Ríes, chillas, corres. A mi la risa no me sale.
Los susurros sí. Te digo en bajito, sólo quiero dormir. Tú no lo entiendes.

Ya no dormimos. 5,15 de la mañana.

Me duermo 40 minutos, sabiendo que a las 6,30 comienza mi día,
cuando el tuyo empezó a las 2,43

Mis ojos se cierran. Me duermo. Me despierta a los pocos minutos la alarma.

Estás sólo en el salón. Ríes.
Ya no puedo decirte nada.

Buenos días te digo, en un juego simbólico y diabólico a un mismo tiempo.
Respondes con lo más bonito que le puede pasar a un ser humano, la sonrisa de una persona con autismo.

Es la sonrisa de un hijo a un padre, y ante eso, solo pienso, que hoy será un gran día.

La noche de una persona con autismo puede esperar, la sonrisa de un hijo a un padre, jamás.

Ya dormiremos mañana…………