Sé que cada día que sales por esa puerta, la sociedad te recuerda que soy diferente, que soy “peor” que el resto… pero, por favor mamá, no pienses así.

Muchas veces la sociedad no hace nada y eso sólo existe en tu mente. Piensa que a veces tú eres parte de esa sociedad, y que tus esquemas mentales están moldeados y creados a partir de sus principios de lo que es normal y de lo que se sale de ello. Pero muchas veces mamá, la sociedad no es la culpable, es simplemente la vida, la que me ha hecho diferente.

Sé que lloras a escondidas, pues soy una persona con autismo pero no idiota. Sé que aunque me haces cosquillas, tu rímel viene corrido de haber echado más lágrimas de las que te mereces.

Pero no debes llorar, pues yo estoy bien. Yo soy feliz. No tengas pena de mí.

Mira, te voy a decir unas cuantas cosas por las que deberías de estar muy feliz: jamás tendré que hacer deberes y nos ahorraremos peleas en tardes de invierno lluviosas que tendremos para que me hagas cosquillas y me cojas de las manos, ya sabes que es lo que más me gusta.

No te tendrás que preocupar de que me hagan daño por la noche, pues cuando salga a la calle saldré siempre con alguien que me ayudará y me protegerá.

No tendrás que aguantar a mis amigotes tumbados en el sillón mientras juegan a la Play. Sabes que no sé jugar a los vídeo juegos.

No tendrás que tener nunca miedo a que me vaya por un arrebato de independencia, pues no sé qué significa eso. ¡Siempre estaré a tu lado!

Sé que tienes miedo de mi aprendizaje. Estate tranquila. Aprenderé. A otro ritmo, pero aprenderé. Al final comeré solo, pasearé a tu lado sin salir corriendo y te daré esos besos que tanto me pides y que tanto me cuesta darte. Es tiempo, solo necesito algo más de tiempo que el resto. Pero tranquila que todo llega.

Sé que, a veces, no sabes qué me ocurre. Pero ¿no te das cuenta que casi siempre estoy riendo y siendo feliz?

Esos días que no sabes qué me pasa, no me pasa nada. Es simplemente un mal día, sólo que no puedo contártelo; pero tranquila, porque tú y yo sabemos que esos días son muy pocos comparados con los días que me hacéis feliz.

Sé que muchos días no te duermes hasta tarde pensando qué pasará con mi futuro. Ojalá mamá, todos los niños del mundo tuvieran tanta claridad en su futuro como la tengo yo. Estaré contigo, siempre a tu lado. No me iré. ¿No te parece maravilloso? Algunas veces he oído a gente que dice, ¡qué pena, cómo se hacen mayores! Mamá, yo siempre seré tu pequeño, pues solo me hago mayor por fuera. ¿No te parece mágico?

SIEMPRE JUNTOS, Y SIEMPRE SIENDO UN NIÑO A TU LADO.

Mamá, no llores, yo estoy bien…

-Reflexiones de un autista.

 


Fotografía: David Martín