Ha llegado el otoño y no me encuentro bien.

Estornudo y de mi boca salen hojas secas.

El viento no me deja pensar y el frío quiere hacerse amigo de mis huesos.

Este tiempo no me viene bien.

 

No me dejan saltar en los charcos, ni manchar de barro mis manos ¿Qué sentido tiene entonces el otoño?

Miro y siempre hay oscuridad. Cuando quiero ver el sol está jugando al escondite entre las nubes.

Las gotas que caen del cielo no pueden tocar mi piel, y yo lo que quiero es ducharme con agua de lluvia.

Es cierto, este tiempo no me viene bien.

 

Todo el mundo corre a sus casas, y por las calles hay fantasmas que no asustan a nadie.

Las alcantarillas no echan humo, pues las hojas atascan sus bocas, y cuando quiero irme a jugar, resulta que ya tengo que dormir.

Este tiempo no me viene bien.

 

Las sonrisas de las nubes siempre son grises, y la gente va más rápido de lo normal.

El viento me hace daño, y cuando se junta con el frío solo quiero estar en casa.

Tengo siempre frío, y veo copos caer.

Este tiempo no me viene bien.

 

El otro día tuve la suerte de coincidir con una persona que lleva más de 20 años trabajando con personas con autismo. Creo que parte de que sea encantador quizás se deba a esto. Me preguntaba por mi hijo ¿Qué tal va? ¿Ya controla el pis? En días pasados habíamos coincidido y le había explicado que lo estábamos pasando mal, pues mi hijo no era capaz de controlar el pis y a veces la caca.

El hombre me dio una serie de pautas, que básicamente eran las mismas que nos habían dado en el cole. Era ponerle cada 20/25 minutos y cuando acertara celebrarlo con un bieeeennnnnn Lucasssssss. Es decir, volver un poco atrás en el tiempo. Sin embargo me dijo algo que realmente me sorprendió, pues le dije que no sólo era el pis, si no que me hijo estaba muy nervioso, no dormía bien, etc. y me comentó: mira yo no tengo ningún dato científico sobre lo que voy a decirte, lo único que tengo son muchos años de experiencia en el autismo y muchos años tratando con familias que tienen hijos con autismo, y lo que te puedo decir es que el otoño no viene bien. Se ponen nerviosos, cambian conductas, no duermen como antes. Te juro que si pudiera haría un estudio de cómo afecta el otoño a las personas con autismo. A lo que yo le contesté: a las personas con autismo y a todas amigo, pues creo que el otoño nos cambia a todos.

 

Reflexiones de una persona con autismo