La pandemia nos ha traído destrucción y desolación. Desesperanza, y tragedia. Vendrá el paro, el poco dinero y el hambre. Pero también nos ha traído trastorno del sueño, descontrol de esfínteres y conductas disruptivas que rompen la paciencia de las familias………..

Este maldito virus, que al igual que el autismo ataca silencioso y cuando menos te lo esperas está destrozando muchas vidas y haciendo que muera gente que aún no les tocaba morir. Pero además de todo esto a las familias que tenemos un hijo con autismo nos está golpeando donde más nos duele: en el comportamiento de nuestros hij@s.

En nuestro caso el confinamiento no fue del todo malo, pues al final nuestro hijo no sufrió ningún accidente domestico: creo recordar y hablo de memoria, que rompió alrededor de 12 vasos, que estallaba contra el suelo y le gustaba oír el sonido……sólo había un pequeño problema que siempre estaba descalzo. Y plafff surgió el milagro. Nunca se hirió.

Creo recordar, y hablo de memoria, que sufrió 6 caídas dentro de casa, pues de tantas horas que pasaba en ella, le gustaba trepar por los muebles, sillas, y mesas. Solamente una de las veces se dio en la cabeza, y ahí si creímos que teníamos que salir corriendo, pero plaffff surgió el milagro y no le pasó nada………y así pasaron los días con angustia por él, por si le pasaba algo, y con cansancio de ver siempre las mismas paredes y pensar que ese escenario no tendría fin.

Sin embargo, terminó el confinamiento total en casa después creo recordar que de 90 días, y ya pudimos salir a la calle. Y estábamos contentos. Y creíamos que habíamos hecho un buen trabajo como padres, y en realidad si lo hicimos, pues a Lucas no le había pasado nada en este encierro maldito.

Pero con lo que no contábamos es que de aquellas “aguas sucias vienen estos lodos” (o como demonios se diga). Pero nunca pensamos que la huella que iba a dejar en Lucas ese maldito encierro fuera más duro que el propio encierro. Y no estábamos preparado para ellos, pues sinceramente creíamos que lo peor había pasado.

Y plafffff el milagro no se produjo. A Lucas de aquel encierro le ha quedado un descontrol de esfínteres en casa y trastorno del sueño. Cuando estábamos orgullosos de haber pasado aquel infierno en casa, ahora con el poco tiempo resulta que nos dicen que puede ser que el confinamiento haya hecho que Lucas se mee de nuevo por toda la casa, y no duerma como siempre.

El autismo no me deja de sorprender, sigue buscando cómplices en las cloacas de las catástrofes más inhumanas. En este caso se hizo “amigo” de una pandemia.

Eso sí como siempre, seguiremos luchando por nuestro hijo, y por muy “malotes” que sean tus amigos, te digo una cosa autismo: NO conseguirás que no saquemos a nuestros hij@s adelante.

 

Reflexiones de una persona con autismo