Que tú casa a las 3,35 de la madrugada se convierta en la franja de Gaza no es bueno ni para ti ni para tu mujer ni para tus hijos. Ahora bien, esto se ve claro tomando una cervecita en una terraza de un bar esperando al sol que se resiste a llegar.
Sin embargo pongámonos en situación y luego verás como lo de la franja de Gaza está muy bien traído.
Te has levantado a las 6:30 de la mañana en una ciudad maravillosa, pero difícil, como es Madrid. De casa al trabajo te esperan 50 kilómetros que tardarás en recorrer casi lo mismo que en irte a la playa (perdón mi exageración pero mis genes andaluces a veces hacen de las suyas); nada más llegar al trabajo sale a tu encuentro el primer sujeto diciéndote: a las 9:00 tenemos una col con los Zone Managers, ¿les has reportado? Pues hombre, tú cerebro pasa de repente al modo: no te llamo trigo por no llamarte Rodrigo, como decía ilustre humorista malagueño recientemente fallecido jarrrrrrr, y te vas a tu sitio intentando procesar lo que tienes que llevar a la reunión.
Entonces, te entra una llamada preguntando: ¿te ha llegado el correo que te acabo de poner sobre las sinergias interdepartamentales? Y ahí se te escapa la primera gotita de pipí y te acuerdas del anuncio de la incontinencia urinaria al tiempo que canturreas soy una chica yeyé.
Ganas la mitad que estos ejecutivos de pelo depilado y móviles que no entienden, así pasa tu día… y para comer una ensalada y un zumo de puerro y cebolla, que si no las mamás del cole me llamarán gorda.
A las 20:30 de la tarde vuelves a casa oyendo Kiss FM y cagándote en la madre que parió al Director General porque no te invitó al coctail que según él era solo para hombres con cargos de responsabilidad.
Por fin en el hogar te esperan tu marido, con sus miserias a cuestas, y tus hijos, uno queriendo que juegues a Spiderman y el otro esperando para hacer el sombrero de cartulina con garbanzos que tiene que llevar mañana al colegio.
A las 23:45 te acuestas, lo único que no te duele es el alma. Y entonces a las 3:35, tu hijo, que es una persona con autismo, decide que acaba de empezar Eurovisión. Sus carreras y alaridos te recuerdan que no te va a votar ni Portugal.
¿De verdad no entiendes que aquello de repente sea la franja de Gaza? ¿De verdad no entiendes que te cruces con tu marido y lo más suave que se te ocurra sea un insulto a sus progenitores?
Y así, herida de piedras que se lanzaron, consigues dormir un par de horas. Cuando de nuevo dan las 6:30 pones las TV y un señor político habla del gran avance en la conciliación de la vida laboral y la vida personal… Y es entonces cuando coges una cuchara y te arrancas por Rafael: HOY VA A SER MI GRAN NOCHE!!!! La la la La la la
Reflexiones de una persona con autismo
Fotografía: David Martín
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