Todo empieza con una pequeña cosa.

Esos novios que hoy hacen el amor en una tarde de otoño lluviosa, empezaron por un beso.

Esa persona que hoy hace un trasplante de corazón, empezó un día un libro de medicina, y encontró su vocación.

Todo, empieza con una pequeña cosa.

Esa tarde que fue inolvidable con tus amigas, empezó con una sonrisa y una primera cervea.

La lluvia torrencial, siempre, empieza con una primera gota.

Y es que todo empieza con pequeñas cosas.

Incluso tú, empezaste con un paseo de tu madre y tu padre cogidos de la manera por un parque solitario, donde decidieron que sería maravilloso tenerte. Somos producto de pequeñas decisiones, con consecuencias maravillosas.

Seguro que el propio mar, tiene su origen en una primera y pequeña ola.

Todo, sin excepción, empieza por una cosa muy pequeña.

El que termina un maratón da un primer paso. El que es millonario, una vez ganó su primer euro. El futbolista que más goles ha marcado en toda la historia, empezó dando su primera patada a un balón alguna vez.

Y así podríamos seguir, porque todo empieza con una cosa muy pequeña.

En el autismo funciona igual. Si quieres incluir empieza por cosas muy pequeñas: sonríe a una persona con autismo, aunque no te haga caso. Intenta acariciar a una persona con autismo, aunque no te deje. Acércate con una mirada de bondad a las familias de una persona con autismo y simplemente ofréceles una mirada de cariño.

Cuéntale a tu hijo que todos somos diferentes. Habla con alguien hoy, y cuéntale que conoces a alguien que es una persona con autismo. Pon un post en tus redes sociales a favor de la inclusión de las personas que lo necesitan.

Son pequeñas cosas. Muy pequeñas.

Pero si todos y cada uno de nosotros todos los días hacemos una cosa muy pequeñas por la gente que nos necesita, jamás podremos imaginar la grandeza de lo que vamos a conseguir. Ese es el verdadero camino de la INCLUSION.

Yo particularmente no pido más: un pequeño beso, una pequeña sonrisa, una mirada con bondad para las personas con autismo. Lo demás vendrá por añadidura.
Reflexiones de una persona con autismo