¿Te imaginas que de cada dos veces que te fueras a tomar un refresco, una de ellas estuviera tan caliente que pudieras echarle fideos? ¿Que cada dos veces que encargaras una paella para comer con tu familia, una de ellas, la paella no tuviera arroz?

¿Cómo te sentirías si de cada dos veces que pides una cosa por internet, una de ellas no fuera lo que hubieras pedido? ¿Y si de cada dos veces que pides pizzas una de ellas te trajeran comida china?

¿Y si tu mascota de cada dos veces que la sacaras a hacer pis no lo hiciera y una de ellas se meara en el sillón que tanto esfuerzo te ha costado comprar?

¿Qué pasaría en tu vida si de cada dos veces que quedaras con tu mejor amigo, una de ellas no fuera? ¿Y si de cada dos veces que le pides algo a tu vecino una de ellas te mandara a esparragar? ¿Y si de cada dos reuniones, en una de ellas dijera tu jefe que eres nefasto y no sabes hacer tu trabajo?

¿Cómo te sentirías?

Harías cosas ¿verdad?

Cambiarías de trabajo, ya no quedarías con tu mejor amigo o incluso serías capaz de llevar a tu mascota a un sitio para que la enseñaran a mear…

Estarás de acuerdo que fallar en el 50 por ciento es mucho. De cada dos, un fallo. De cada dos ilusiones, una rota. De cada dos expectativas, una de ellas tirada por la borda.

Con ese porcentaje de error tu mundo se rompería. Pensarías que eres un desgraciado y que la mala suerte se ha cebado contigo. ¡Pero harías cosas para cambiar! de eso estoy seguro.

Nadie aguanta el fracaso de manera repetida en un 50 por ciento de las cosas que hace, intenta o espera. No te quedarías con los brazos cruzados. No dirías bueno que le vamos a hacer, así es la vida. Ni siquiera sería excusa que le pasara a otro y no a ti. Porque el 50 por ciento de fallos es más de lo que el ser humano es capaz de aguantar.

DE CADA DOS NIÑOS CON TEA,
UNO SUFRE ACOSO ESCOLAR

Me niego a pensar y a aceptar que el que no acosen a mi hijo con TEA es cuestión de lanzar una moneda al aire y salga cara y no cruz.

Por favor, no consintamos como sociedad este porcentaje, pues tendremos sólo un cincuenta por ciento de posibilidades de no ser una sociedad podrida.

-Reflexiones de un autista.

 


Fotografía: David Martín