Un niño que salta en una colchoneta y nadie salta con él.

Un niño que va solo al cine.

Un niño que no sabe elegir qué caramelo coger en la piñata de su amigo.

Un niño que juega solo en el mar.

Un niño que ríe en el entierro de su abuelo.

Un niño que se despierta en mitad de la noche creyendo que es de día.

Un niño que rompe la foto de boda de sus padres.

Un niño que espera en la estación del tren en la que nadie se va a bajar.

Un niño que llora porque le duele una muela y no sabe decirlo.

Un niño que no juega con los regalos que le hacen.

Un niño que confunde los besos con mordiscos.

Un niño que se acuesta sin esperar a que le arropen.

Un niño que anda desnudo por la noche fría y lluviosa.

Un niño que mira hacia donde nunca habrá nadie.

Un niño que crece, pero que siempre será un niño.

Un niño que necesita un entorno para ser feliz, y que el autismo no puede hacer que no lo sea.

El autismo puede hacer muchas cosas negativas, pero nunca “crear la infancia de un niño”. Esa infancia depende del entorno en el que crezca. Es por ello que como padres de personas con autismo, debemos procurar a toda costa crear entornos felices para nuestros niños con TEA. Entornos, donde ellos puedan incluirse, aprender y en definitiva ser lo más felices posibles. Como padres esta es nuestra responsabilidad.

Si nuestro hijo no puede coger un caramelo en la piñata de su amigo, se lo cogeremos nosotros o les diremos a los demás niños, con respeto y educación, que un caramelo es para él, que también tiene derecho a comer golosinas. Si no juega con los regalos que le hacen, intentaremos que lo haga, y si va desnudo en la noche fría y lluviosa nos quitaremos nuestra ropa para ponérsela.

El autismo ya nos ha quitado demasiadas cosas para que nos quite también la posibilidad de que nuestros hijos sean felices. Bajo ningún concepto eso va suceder. Cuando estés con tu hijo da lo mejor de ti, porque ese momento no vuelve jamás, y él se merece que las cosas que se pierde, se las complementemos de otra manera.

El entorno de tu hijo eres tú, con lo cual la responsabilidad de crearle un entorno de felicidad es tuya. Aquí no existen excusas baratas, ni se puede delegar en otras personas. Eres tú. Por mucho que otras personas o la sociedad puedan hacer para crear entornos para una persona con TEA, si sus padres no son los primeros en hacerlo siempre será como un collar sin broche, que es bonito pero no se puede utilizar.

Desde tus posibilidades, créale un entorno donde pueda desarrollarse simplemente como es, alguien diferente, tal y como somos todos, y que busca la felicidad, como hacemos todos.

Reflexiones de una persona con autismo

 


Fotografía: David Martín