Ponte a trabajar ya si tu hija o hijo ha sido diagnosticado de autismo.

Mirando desde la distancia me doy cuenta que cometí tres errores cuando conocí el diagnóstico de mi hijo.

Uno de los grandes errores que cometí fue darle la espalda al TEA; con ello perdí unos años preciosos para acercarme, comprender y en definitiva querer más a mi hijo. Mi mundo se vino abajo, se tiñó de negro, casi sin saber cómo. Ahora, visto desde la lejanía, reconozco que entendía que ese era el mejor camino. Gran error.

Una vez escribí que si tienes un hijo con autismo es como si tu hijo naciera hablando solo alemán y siendo alemán, y tú te negarás a saber cualquier cosa de este idioma y de la cultura alemana. En esto me equivoqué.

Desde el minuto siguiente al diagnóstico, tienes que levantarte y empezar a buscar información sobre el autismo, a relacionarte con otros padres que tengan un hijo con autismo, en fin, a dar pasos que te vayan acercando poco a poco a la persona que más quieres en este mundo, que es tu bebé.

Entiendo que esto es harto complicado, estás pasando “el duelo”, pero tienes que sacar fuerzas y luchar por saber cosas del TEA, por entender cómo te vas a comunicar y eso te ayudará a ir recorriendo el camino, que es duro y difícil.

Aparecerán en tu vida conceptos, profesionales, hospitales, la administración, … todo ello como si fueran bolas para hacer malabares, así que tendrás que cogerlas e intentar hacer tu mejor actuación en el circo que es la Vida. Si alguna vez se “te cae alguna bola” no te maltrates, todo esto es nuevo para ti y es normal que cometas errores. Nadie nació aprendido. Además, son tantas las cosas con las que vas a tener que tratar de repente, que es normal y humano que cometas errores.

Otra de las cosas en las que me equivoqué es en infligirme un daño que no se correspondía con el error cometido. Si lo haces mal, lo que debes hacer es aprender, perdonarte lo antes posible y analizar en qué te equivocaste; pero no te apliques más daño del que ya tienes, pues esto solo hará que seas más débil. Recuerda que estás en una etapa muy vulnerable. Cualquiera puede lastimarte, y más tú mismo.

Y el tercer gran error fue no tener paciencia. Ni en el autismo ni en la vida las cosas suceden ya ni cuando uno quiere. Suceden a su tiempo, cuando tienen que suceder y a base de trabajo y esfuerzo. Estamos acostumbrados a tener las cosas “demasiado rápido”, pero desgraciadamente en el mundo del TEA no se funciona así. Se llega a las cosas con tesón, con fuerza de voluntad, teniendo claro que se llegará a la meta y dedicándole tiempo.

Pues sí queridas madres y padres, estos fueron mis tres errores de padre con un hijo con TEA: darle la espalda al autismo, no saber tratar con todas las cosas que aparecieron nuevas en mi vida y no tener paciencia.

Te deseo mucho ánimo y mucha fuerza, aunque haya muchos momentos en los que parezca que no puedes: siempre, siempre se puede.

Ninguno de nosotros somos expertos, solo somos padres y madres que quieren que se cumpla el principio más general entre padres e hijos: que le vaya lo mejor posible a nuestros hijos. Por eso tiramos hacia adelante y le damos a nuestro hijo con TEA el mejor entorno que está en nuestras manos. Si nosotros pudimos, tú también puedes.

 

Reflexiones de una persona con autismo


Fotografía: David Martín