¡Eres dama de encuentros fugaces!

Estás demasiado acostumbrada a los continuos devaneos con todos y por eso el compromiso te da miedo.

Sueles irte a veces con gente que no te merece y nadie se explica cómo, más de una vez, ves amanecer abrazada al torso de tal personaje.

Actúas como niña mal criada, concediendo tus besos sin ningún tipo de criterio. En tus encuentros despiertas una inmensa alegría que acompañas de otras emociones al marcharte. Jugueteas con la decepción, el miedo y la incertidumbre al escondite, y nunca te encuentran. Sólo cuando te marchas, dejándolas tiradas.

Emborrachas a las expectativas y las esperanzas, para sacarles el dinero, y reírte de ellas cuando se dan la vuelta.

Para muchos eres excusa perfecta porque ven en ti el agua que calma su sed. De esta forma y sin tú quererlo te conviertes en el argumento de muchos para sus éxitos y sus fracasos. Apareces en los sitios más insospechados y a las horas más intempestivas. ¡Salvas o hundes a tu antojo! ¡Aprietas o aflojas según te da la gana! Nadie jamás te sintió a su lado para siempre. Y eso es porque eres infiel por naturaleza.

Por eso, eres dama de encuentros fugaces.

Cuando besas, el afortunado en seguida se enamora de ti y quiere hacer el amor contigo casi de forma compulsiva. Te lleva a cenar a los mejores restaurantes, para impresionarte y poder entregar su vida a tus brazos traidores. Y de esta forma cuando le tienes enamorado, se levanta una mañana, toca las sábanas esperando rozar tu tersa piel y se encuentra con el frío desolador del hueco que has dejado arropado por una sábana blanca de seda. Sólo encuentra una nota pegada en el frigorífico que pone: ¡¡¡ QUE TE DEN¡¡¡

Y es cuando sales a buscar a tu próxima víctima que será afortunado de día y desgraciado en tu huida aprovechando la oscuridad de la noche.

¡Eres dama de encuentros fugaces!

Siempre has tenido dos caras, una buena y otra mala. ¡Y has contado con una legión de fieles seguidores! Algunos te atribuyen tal poder que te hacen incluso responsable de su mala o buena vida. Y a pesar de esta devoción, te sigues riendo de todo y de todos desde el inicio de los tiempos.

¡Eres dama de encuentros fugaces!, pero a mí me enseñaron que no existías. Solamente eres producto de cuando coincide la preparación con la oportunidad. Y así me he ido preparando toda la vida para que apareciera la oportunidad.

A mí no me encandilaste en el primer plato, ni me enamoraste en el segundo y en los postres el que se levantó y se fue fui yo.

Quizás esté pagando todo esto y me estés haciendo este tipo de cosas para terminar reconociendo tu existencia. ¡A esto estoy dispuesto! pues nunca fui hombre de no reconocer errores pasados.

Eso sí querida suerte, como sigas cebándote con mis hijos, me da igual donde te escondas pues te encontraré…

Para mí no eres dama de encuentros fugaces, sino una ladrona de bajo postín, que pasas tu vida robando esperanzas y prometiendo cosas que sabes que jamás vas a cumplir. Sólo por esto hace mucho tiempo que el ser humano te tenía que haber exiliado al terreno baldío de los conceptos olvidados.

Por mi lado, SUERTE, ya seas BUENA O MALA, sigo sin creer en ti.

Así que sigue tu camino y que te invite a cenar otro, pues hoy las flores prefiero regalárselas a mi AMADA ESPERANZA.

-Reflexiones de una persona con autismo.


Fotografía: David Martín