En el autismo ya no hay sitio para los que se rinden.

Ya no hay sitio para los que lloran más de lo que deben, y sí para los que aguantan sin lamentos ni reproches.

En el autismo ya no ha sitio para aquellos que buscan culpables debajo de las piedras,

y sí para los que construyen muros de amor con piedras de amor y de caricias.

 

Hazme caso, ya no hay sitio en el mundo del autismo, para los que creen que es lo peor en esta vida. Pero si lo hay para aquellos que miran atrás, respetando a aquellos que están peor que ellos.

 

En el autismo ya no hay sitio para los que no pelean por su  hij@ pero sobre todo por su vida sea cada día un poquito mejor,y claro que hay sitio para los que normalizan e incluyen a los más desfavorecidos.

 

Pero tenemos sitio para los que ayudan, para los que piensan que a las personas que lo necesitan no se las puede olvidar, y para aquellos que dedican su vida a cuidar de personas con TEA.

 

Tenemos sitio para las familias que aprietan los dientes, y para aquellos que celebran los pequeños avances de sus hij@s como si hubieran ganado una medalla en las olimpiadas.

 

Para aquellos que ríen, que aman, que se emocionan cuando un niñ@ con autismo dice su primera palabra. Para aquellos que nos dan ánimos, y nos dicen que lo estamos haciendo bien como padres y madres que nos ha tocado vivir una vida diferente.

 

Pero no hay sitio, para los que dicen “Como Dios hace cosas así”, o para aquellos que no creen en mi hijo, o para aquellos otros que les doy pena.

 

Para esos ya no hay sitio.

 

Y tengo sitio para ti si incluyes a las personas con autismo, y si te ocupas de regalarle un “hola” a mi hijo, aún a sabiendas que no te entiende. Si hay sitio para los que escuchan mis secretos. ¿Quieres que te cuente uno? Cuando le dices hola a mi hijo si te entiende, no des por hecho determinadas cosas con las personas con autismo, pues es el peor favor que les puedes hacer.

 

Y para esos favores si que no tengo sitio………………

 

Reflexiones de una persona con autismo.