Pero, ¿qué más quieres de nosotros?

Tantas veces me has golpeado, tantas veces que me he levantado. Pero cierto es que no te cansas de pegar.

Si vienes a por nosotros, siempre potenciamos nuestros recursos por pequeños que sean y ofrecemos nuestra mejor versión. No solemos renegar y cuando nos quejamos es que ya no podemos más

Atacamos conductas peligrosas para nuestros hijos con escudos de sonrisas e intentamos poner alfombras de rosas en los caminos llenos de cristales por los que nuestros hijos pasean con los pies descalzados.

Nos queda poco tiempo para ofrecer ayuda, pero como sabemos lo necesaria que es, la poco capacidad que tenemos para ayudar al otro la exprimimos al máximo.

Cada día para nosotros es una tormenta en la que esquivamos rayos y lava ardiente que nos lanzas esperando que arrojemos la toalla y dejemos de luchar.

Pero no te cansas. Como si fueras mar embravecido y furioso lanzas olas al ahogado prematuro que no sabe cuánto aguantarán sus brazos.

Y hay días que diriges tus miradas a otros y te olvidas un poco de nosotros, aunque nunca nos pierdes de vista. Pero,  ¿qué quieres más de nosotros?

¿Deseas que nos vayamos?  ¿Que dejemos de luchar por nuestros hijos? Te crees que por mucha mierda que nos  mandes lanzaremos la toalla al ring para irnos y reconocer que nos has vencido.  ¿No entiendes que este planteamiento es absurdo? ¿No entiendes que nos va tener que matar para que abandonemos a nuestros hijos? ¿Que por muchas veces que nos tires y el árbitro cuente hasta diez, siempre nos vamos a levantar aunque sea en el número 9?

Te vamos a seguir desafiando y te vamos a seguir considerando bella por mucho daño que nos hayas hecho. Te vamos a “vivir” aunque algunos días, no queramos ni mirarte a la cara.

Nos vamos a empeñar en “beberte” hasta el final, aunque a veces nos cueste tragar.

Pero, ¿qué quieres más de nosotros?

Nos distes el golpe más fuerte que se puede dar a unos padres. Me condenaste a no poder hablar con mi hijo, y a que no le oyera decir papá. ¿No te vale ya con eso? ¿Por qué quieres seguir apretando? ¿No te cansas?

Ya hemos derramado muchas lágrimas. Ya nos hemos peleado con nuestras parejas, y a algunos hasta les ha costado su familia que era lo que más querían.

Y aun así, sigues mandado mierda a nuestras playas.

Mira VIDA, te hablo a ti. -A esa que te regalan sin pedirla y se acaba cuando mejor lo estás pasando.- Pues a veces te pasas. Y te pasas mucho. Atacas sin piedad al que no tiene recursos, al que no ha hecho nada y les pones en situaciones en que lo único que pueden hacer es escupirte a la cara. Lo haces una vez, y otra, y otra, y sin tiempo para que la felicidad se instale un poco en sus vidas.

Pero hoy todavía soy capaz de mirarte a los ojos y decirte que no podrás con nosotros. Somos FAMILIAS CON PERSONAS CON AUTISMO y llegaremos hasta donde tengamos que llegar por ellas. Nos dejaremos mucho más que la piel y nuestras armas preferidas son la paciencia y la claridad de nuestro único objetivo: proteger a nuestros hijos.

Puedes hacer lo que quieras, te estaremos esperando y ese día perderás, porque somos muchos.

 

Reflexiones de una persona con autismo