Brindamos por unas Navidades Blancas
Brindamos por aquellos que hacen de la dificultad una oportunidad para la mejora.
Brindamos por gente que se ríe cuando da los buenos días.
Pero no lo hacemos, por aquel que tiene para un móvil caro y no tiene para dar 20 pavos a una ONG; ni por la carrera en la media que cubre tu alma; ni por la adolescente que no hace caso al “diferente” de la clase.
Brindamos por aquel que nos hace reír y nos dice: ¡ánimo que lo estáis haciendo estupendo!
Pero no lo hacemos, por aquel que da consejos llenos de serrín ni por los que pescan para luego tirar los peces a la basura.
Nosotros brindamos por las personas guapas de corazón. Por aquellos que retiran los muebles viejos para conseguir una cabeza bien amueblada; pero no lo hacemos por la piedra en el zapato de otro, ni por el parche de los piratas que saquean los barcos de las oportunidades de los más débiles.
Brindamos por la belleza interior y por los que sin poder hablar comunican más que los charlatanes; pero no lo hacemos por las mesas viejas de los bares, ni por el WhatsApp del borracho a su ex.
¡Claro que brindamos por padres luchadores, por madres valientes y por hermanos que renuncian a su rol por cuidar a una persona con autismo! pero no lo hacemos por idiotas consentidos que juegan con sentimientos ajenos, ni por el compañero que te hiere para que suba un poquito más su IRPF.
Brindamos por gente sencilla que no quiere tu dinero, sino que te quiere a ti; que no buscan en ti “sillones” para que descanse su ego, sino lamer tus heridas y simplemente escucharte. Claro que no brindamos por aquel que pega, que hiere, que amenaza; por el que insulta o por el que hace daño simplemente para que no se vean sus miserias a la luz del día. Tampoco por el rímel corrido de la mujer que llora esperando al hombre que no la deja marchar.
Brindamos por la buena gente, por la abuela cariñosa, por el vecino simpático y por el conserje amable; pero no lo hacemos por el que no te espera en el ascensor, por el que no recicla y por el que te pregunta cuánto ganas sin conocerte de nada.
Brindamos, hasta más no poder, por gente que integra, por gente que ayuda al más débil y no espera nada; pero no brindamos por las peleas entre hermanos, ni por la madre que no quiere a su hijo que es diferente, ni por la persona que sale corriendo cuando se rompen sus expectativas sobre su hijo.
Brindamos porque algún día las Navidades para todos sean Blancas y no existan Navidades azules, ni rojas, ni verdes, ni amarillas, sólo blancas. Los niños se merecen unas Navidades Blancas, sólo blancas.
Las personas que hacemos posible “Reflexiones de una persona con autismo”, os deseamos a todos Feliz Navidad y os agradecemos de todo corazón el apoyo que nos habéis ofrecido desde el primer día. Levantamos nuestra copa bien alta y brindamos por vosotros, por hacer que la integración cada vez sea más posible.
¡¡GRACIAS DE TODO CORAZON Y FELIZ NAVIDAD!!
-Reflexiones de un autista.
Fotografía: David Martín
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