Besos que de repente dabas y ahora yacen muertos en las redes del olvido.

Abrazos que regalabas porque te sobraban y porque rompías así el estereotipo de que las personas con autismo no les gusta el contacto.

Caricias que donabas, que hacías, que te sobraban.

Miradas quietas, sostenidas, equilibradas.

Estabas junto a mi porque querías y porque era la forma que teníamos los dos de ser más grandes.

Palabras que soltabas a borbotones acercándote cada vez más a al fuente del lenguaje

Incluso amigos, si amigos, los tenías, te llamaban Lucas y tú les sonreías.

 

Risas, sonrisas y carcajadas, a todo el mundo, a todas las cosas, y así todo el día, risas, sonrisas y carcajadas.

 

Y tú hacías cosas que ya no haces, y cosas nuevas que aprendes y desaprendes, y en las pequeñas arrugas de  cada avance y retroceso de tu aprendizaje tu madre y yo nos dejamos un poco de vida………………….

 

Pues todo eso de repente desaparece y más tarde aparece o desaparece como lo hace el conejito en el sombrero del buen mago.

 

Y el autismo golpea de esta forma tan inhumana en la esperanza y en las expectativas de los padres.

 

Avances que veías claramente en tu hij@ de repente ya no están. Y es inevitable que te preguntes ¿he tenido yo la culpa? No. No has sido tú.

 

Ha sido “nuestro amigo” autismo, que demuestra de esta forma tan horrorosa ? su fuerza  destruyendo ilusiones, y expectativas.

 

Y bajo mi punto de vista es una de las peores cosas que lleva consigo el TEA. Ese avance y retroceso en el aprendizaje de determinadas conductas.

 

Además en el caso de mi hijo dichos vaivenes malignos se producen tanto en aprendizajes que no son importantes: como dejar el vaso muy pegado al filo de la mesa, como en cosas vitales para el ser humano a la hora de llevar una vida digna, como es el lenguaje.

 

Mi hijo adquiere aprendizajes, que nos llenan de ilusión, pues entendemos que supone un avance importante en su autonomía personal, y de repente un día sin saber los motivos, lo deja de hacer.

 

Y no solo es que vuelva a no realizar la conducta apropiada, sino que incluso retrocede a un punto inferior del que estaba.

 

Nos hemos cansado ya de preguntar a los profesores ?‍? a los médicos, y a los distintos profesionales que le tratan que a qué se debe. Y la respuesta más o menos siempre es la misma: “Son cosas del autismo”

 

Pero claro esto lejos de ser sano para los padres, es algo que te desconcierta aún mas. El no saber que ha pasado para que tenga un retroceso de un aprendizaje adquirido.

 

Bueno seamos sensatos evidentemente algo habrá pasado. Eso no hay que ser médico para saberlo. Pero “ese algo” pasa inadvertido a los ojos de los padres. Se puede tratar de una rutina que se rompe, de algo mínimo que ellos han percibido, y a nosotros se nos escapa, en fin cientos de cosas que tienen sentido en sus mentes y en las nuestras se ahogan en el mar de nuestra propia ignorancia.

 

Por último no me atrevo a aconsejarte nada. Bueno pero si a darte mi opinión.

 

Como siempre no busques en la culpabilidad la excusa perfecta de los avances y retrocesos del aprendizaje de tu pequeñ??

 

De verdad no ganarás nada. Solamente más sufrimiento y además sin la certeza de llevar razón.

 

Cuando nuestros hijos vuelvan atrás en sus aprendizajes vamos ? a arremangarnos y de nuevo volver a trabajar. Y de nuevo empezar de cero o de menos mil si hace falta. Pero no dejemos que el TEA nos gane por sus continuos devaneos y jugueteos de nuestras expectativas.

 

El arma más poderosa que tenemos es nuestro amor y nuestro trabajo por ell?s.

Y por mucho que vuelvan atrás allí estaremos nosotros los padres/madres azules para plantarte cara y decirte que mientras nosotros estemos aquí no podrás hacer nada para que nuestros hij?s lleguen al máximo de sus posibilidades en lo que al aprendizaje se refiere.

Fdo. Padre de una persona con autismo