QUIERO a un niño a mi lado que saque su espada de madera y mate al coco, que en mi caso no sólo viene cuando no me duermo.

QUIERO a un niño que sepa que cuando esquivo un beso suyo y no le dejo que me toque, no significa que no le quiero.

QUIERO a un niño a mi lado que cuando muevo mis manos cogiendo besos invisibles, me ayude a cogerlos y cuando se repartan cosquillas se quede con menos con yo.

QUIERO a un niño que sepa buscar en las chuches la más blanditas para que no me atragante y que él sea feliz quedándose con las más duras.

QUIERO a un niño a mi lado que me enseñe a jugar, besar y abrazar y no por ese orden.

QUIERO a un niño que sepa saltar en los charcos a mi lado y que cuando nos manchemos de barro, me cuente que hemos estado en la Fábrica de chocolate y es normal que nos hayamos ensuciado.

QUIERO a un niño a mi lado para que cuando los demás no me entiendan, él explique lo que pasa y si hay problemas se ponga en medio y reciba por mi los empujones para los que no estoy preparado.

QUIERO a un niño que sepa escuchar mis silencios, detectar mis estados de ánimo y que cuando alguien le diga que es el “hermano del autista”, saque pecho diciendo que su hermano se llama LUCAS.

QUIERO a un niño a mi lado que sepa que las pocas dosis de cariño que soy capaz de dar, los amagos que hago de abrazar o los besos que doy a medias son para él.

QUIERO a un niño que sepa que aprendo de otra forma, que me hacen daño los sitios con mucho ruido y mucha luz, y que sea él, el que tape mis oídos y apague las luces.

Quiero a mi hermano HUGO a mi lado, no quiero a otro. Porque sabe hacer todo lo anterior. Porque sé que no podré tener mejor guardián. Porque le quiero aunque no pueda decírselo. Porque cuando aprenda abrazar y a besar, le pediré que sea el primer voluntario para saber si sé hacerlo.

No quiero a otro a mi lado.

Quiero que sea HUGO el que esté toda mi vida a mi lado.

-Reflexiones de una persona con autismo.

 


Fotografía: David Martín