Otra vez te dije: Hola¡¡¡ y otra vez me despedí de ti………

De verdad, no sé lo que tienes pero me tranquilizas, contigo el autismo es más pequeño.

Y lo haces sólo con agua, sal, sol y un ritmo monótono que me ayuda a ordenar mi mundo. Quizás en ese ir y devenir de olas, está el secreto de mi propia tranquilidad.

Siempre que te vuelvo a ver tardo unos días en acostumbrarme a ti, pero cuando lo hago, el tener que separarme de tu gran compañía me parece simplemente una tragedia.

Todo el que me ve jugar contigo, no se puede creer como somos capaces de “bailar” un eterno vals, que solo termina cuando mis padres lo deciden. Muchas veces no entiendo bien a “los normales”. ¿Cómo pueden enfadarse por que la cerveza esté caliente en tu chiringuito? Y no son capaces de perdonar cualquier cosa ante tu enorme grandiosidad.

Y mira, creo que en el fondo, hay muchas semejanzas entre ellos y tú.

Todas tus olas son diferentes. Y por eso son maravillosas precisamente por ser únicas. Al igual que ellos.

Todas tus olas nacen y mueren.

Al igual que ellos.

Si estas olas se encuentran alguna roca en su camino, algunas se chocan y se destrozan y otras lo saltan siguiendo su camino con la cara bien alta y el orgullo del trabajo bien hecho antes las adversidades. Exactamente como ellos.

Sin embargo, hay una cosa que a ti te hace único, y que ellos no pueden cumplir. Tú tratas a todos por igual. NO DIFERENCIAS¡¡¡¡. Te da igual, raza, género, edad, posición social……a todos igual. Que un día tus olas no golpean, pues ofreces tranquilidad y caricias de sal a todo por igual. Que un día estás más rabioso,……..entonces amigo, tus olas golpean sin piedad. Pero acaricias y golpeas, sin diferenciar, por absurdas razones que solamente unos cuantos entienden.

Y creo que esa es una de los grandes inconvenientes del ser humano, que cuando reparte amor, no lo hace indiscriminadamente y sin ninguna razón, si no que lo hace en función de muchas variables que solamente tienen sentido para ellos.

Y así han creado un mundo donde el AMOR SE REPARTE por muchas cuestiones y variables sin sentido y se ofrece como bálsamo para curar heridas del alma que nada tienen que ver con la generosidad en dar amor.

 

Adiós mar hasta el año que viene, sigue incluyéndome porque yo te seguiré queriendo.

 

Reflexiones de una persona con autismo