¿Cómo cambiar tu visión del autismo?

 

Verás como ese tío con el pelo largo y tatuajes me atraca y me quita el móvil.

Si voy a casa de mis suegros, seguro que me encuentro a mi suegro enfadado conmigo.

En la reunión que tengo esta tarde en el trabajo haré el ridículo y todo saldrá mal.

Aquella chica que me gusta me dirá que no.

En la carrera del fin de semana seguro que me lesiono y no consigo terminarla.

Estoy totalmente seguro de que mi mujer no me quiere y me dejará.

Es imposible que apruebe el examen que tengo el mes viene. Yo no estoy preparado,

Nunca, nunca podré tener esa casa en el barrio que me gusta ¡vale muy cara!

Aquel niño no habla, para qué voy a intentar jugar con él si me voy a aburrir.

 

Este patrón de mezcla de prejuicios y de adivinar el futuro está generado por muchas de nuestras creencias, valores o patrones de pensamientos; llámalos como quieras, pero son productos de nuestra experiencia previa, de todo lo que nos ha ocurrido. Manan de nuestra genética, del ambiente en el que nos hemos criado y de toda la experiencia vital de cada uno de nosotros.

Pues bien, has de saber que con las creencias empieza un circuito mágico del comportamiento humano que al final termina en las consecuencias de nuestros actos. De las creencias emanan los pensamientos, que se traducen en emociones, debido a las cuales ejecutamos una conducta que tiene consecuencias.

Vamos a verlo con un ejemplo, que se entiende mucho mejor.

Si tengo creencias que dicen que no todos somos iguales y que los que no son como yo son diferentes, pensaré que a una persona que no es como yo debo excluirla. Esto provocará en mí una emoción de rechazo, de repulsión ante el diferente y ejecutaré conductas que excluyen a aquellas personas que no se parecen a mí, y evidentemente esas conductas tendrán una serie de consecuencias, buenas o malas.

Este circuito se cumple siempre. Evidentemente el truco a la vista del circuito está muy claro: si cambio las creencias cambio todo: mis pensamientos, mis emociones y podré cambiar mis conductas y por lo tanto mis consecuencias.

Ahora bien, posiblemente nos enfrentamos a una de las cuestiones más difíciles para el ser humano, que es cambiar sus conductas, sus hábitos. Parece ser que solamente unos pocos elegidos son capaces de empezar a hacer vida sana, a hacer deporte, a dejar de fumar, a incluir al diferente. No es difícil el cambio de creencia sino mantenerlo en el tiempo y no volver a las anteriores. Difícil ¿Verdad? Cierto, de lo más difícil a lo que te puedas enfrentar “cambiarte a ti mismo”.

Sin embargo, este cambio de creencias, que se hace con trabajo, con esfuerzo y a veces con ayuda de profesionales, empieza por una cuestión que parece bastante simple: querer hacerlo. Y esto, que aquí escrito es muy simple, en la realidad y en la vida no es una cuestión tan sencilla; y no lo es porque hay gente que incluso no sabe que tiene que cambiar; o gente que no quiere enfrentarse a este cambio profundo; o gente que no quiere trabajar en uno mismo; o gente que simplemente dice: yo no necesito cambiar, soy así y punto. Este tipo de gente es la complicada de verdad para la inclusión de las personas diferentes, porque están tan separados del comienzo a cambiar que quizás cuando lleguen a la salida ya estén desfondados.

Como digo, el que cambia conductas, comportamientos, patrones de pensamientos… es un elegido. Pocos empiezan, muy pocos trabajan el proceso y solamente unos elegidos consiguen cambiar sus creencias, sus comportamientos y todo su mundo mental.

Ojalá no tengas que cambiar nada de tu visión del autismo, porque será que tus creencias te dicen que hay que incluirles, integrales y darles herramientas para que las personas con este trastorno vivan exprimiendo al máximo sus posibilidades.

 

Reflexiones de una persona con autismo